En: http://www.lapatilla.com/site/2014/09/07/maduro-con-el-sacudon-se-lanzo-al-abismo-por-carlosvalero08/
Carlos Valero (En Tiempo Real)
El PSUV atraviesa un proceso de desconexión popular abismal. Todas
las encuestas, salvo las citadas por JVR los domingos, evidencian una
marcada tendencia negativa del partido de gobierno y de todos sus
liderazgos. Maduro cuenta hoy en promedio con un agrado que oscila entre
30 y 34 por ciento, dependiendo del estudio, y entre el 56 y el 58 por
ciento del país le atribuyen a él y a su gobierno la responsabilidad de
los graves problemas. Inseguridad, escasez, inflación y desempleo son
las mayores preocupaciones del venezolano. Hay en las encuestas dos
datos reveladores. El primero es que alrededor del 80 por ciento del
país considera que estamos en una grave crisis económica, política y
social, cifra tan elevada que sólo se da en países con guerras,
catástrofes naturales o gobiernos altamente irresponsables y nefastos.
El otro dato revelador indica que cada día es mayor el porcentaje de
venezolanos que responsabiliza al pueblo de la situación. Es decir, el
pueblo culpándose a sí mismo por haberle entregado el poder a un incapaz
llamado Nicolás Maduro y sus socios.
El gobierno de Maduro, según el último artículo de Felipe Pérez,
después de concretar los anuncios del mal llamado sacudón, se encuentra
en fase terminal. Cito, “veo claramente que con estos anuncios de ayer,
el presidente Maduro decreto el final de sus días en el gobierno”.
Pérez, ex ministro de Planificación de Chávez, acusa al gobierno de
privilegiar los intereses de los buscadores de renta, civiles y
militares, que se han enquistado en la administración pública y quienes
son los que impiden realizar las reformas económicas necesarias, en
detrimento de 30 millones de venezolanos. Las penurias del pueblo
obedecen a que un pequeño grupo quiere seguir repartiéndose la renta
petrolera en forma de importaciones masivas de alimentos y bienes por
parte del estado, sin controles ni auditoria de ningún tipo.
La fuerte afirmación de Felipe se basa precisamente en el creciente
malestar de la población al ver como Maduro transformó el socialismo
redistributivo de Hugo Chávez, en colas, escasez, inflación, desempleo y
muerte. El país se encuentra ante la cara horrible del comunismo de
alpargatas de Nicolás y ante la destrucción de lo que para muchos es el
legado del comandante eterno. Es altamente improbable que el gobierno
logre recuperar la popularidad suficiente para ser competitivo
electoralmente. Hoy, una elección entre el PSUV y la MUD arrojaría una
diferencia a favor de la unidad democrática por encima de 20 puntos
porcentuales, con tendencia a aumentar esta brecha, distancia demasiado
grande para alterarla con ventajismo o trampas. El efecto San Diego y
San Cristóbal podría perfectamente repetirse en todo el país. En
términos históricos al PSUV puede pasarle el fenómeno ocurrido en el
último gobierno de Caldera, que salió tan débil del poder que ni
siquiera presentó candidato. Evidentemente, el partido de gobierno
presentará candidatos y tratará de aferrarse al poder, pero en
condiciones cada día más adversas. En estos momentos se está generando
un cambio en las preferencias electorales brutales, el todo poderoso
partido de gobierno comienza a ser devorado por la crisis sistémica del
modelo.
Qué explica tamaño descalabro político? Sencillo, Maduro en su afán
de convertirse en jefe del PSUV, ha dedicado el 100 por ciento de su
tiempo a reacomodar las distintas facciones de poder en la cúpula del
partido, desatendiendo los verdaderos problemas del país y evitando
tomar decisiones económicas. Es paradójico, Maduro obsesionado por ser
el jefazo del PSUV está perdiendo la fuente del verdadero poder que es
su conexión con el país. Cualquier análisis que se haga desatendiendo la
dimensión de la crisis económica y sus consecuencias políticas resulta
incompleto. Superar los problemas políticos del partido de gobierno pasa
por atender el ámbito económico, pero eso no lo acepta Maduro, Cilia,
ni Arreaza, por ignorancia y por temor a ser comparados con CAP,
generando un círculo vicioso entre economía, política y más temprano que
tarde, ingobernabilidad.
A pesar de este cuadro tétrico, el gobierno ha tenido un éxito que le
da algo de respiro. Lograron inocular en la élite económica y parte de
la élite política una especie de “pesimismo antropológico”. La política
del terror ha rendido sus frutos. Por esa razón venden los medios de
comunicación, Fedecamaras aplaude cualquier iniciativa del gobierno como
una forma de evitar que le “expropien otra empresa”, o para lograr que
le permitan aumentar precios o tener acceso a algunos dólares. Pero
lamentablemente para Maduro y el PSUV, existen fuerzas políticas que no
se rinden, que están trabajando en abrir espacios de cambio en Venezuela
y que no dependen de la agenda de una élite económica entregada.
Nuestro país está reacomodando sus preferencias políticas. Al igual
que a finales de la década de los 90, está ocurriendo una sustitución de
élites en detrimento del PSUV y todos deberíamos estar empujando en esa
dirección. El mismo pueblo que colocó a Maduro en el poder, activado
por una estrategia política clara, desalojará a una cúpula decadente que
vive viéndose el ombligo, viviendo como jeques mientras 30 millones de
venezolanos sobreviven como parias cazando alimentos o huyendo de la
muerte en manos del hampa.
Con el tan esperado sacudón, Maduro se lanzó en un abismo sin
paracaídas. La realidad lo hará rectificar pero el costo político de sus
acciones será catastrófico para la revolución. A Nicolás o lo agarra el
chingo o el sin nariz.
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