Wednesday, October 1, 2014

El peligroso oficio de ser militar y al mismo tiempo servir al chavismo

En: http://konzapata.com/2014/10/el-peligroso-oficio-de-ser-militar-y-al-mismo-tiempo-servir-al-chavismo/

Por Pedro Benítez @PedroBenitezF.-

Se dice, y se repite continuamente, que estamos en manos de un gobierno cívico-militar, o militar-cívico, o militarista. Y sin descartar el hecho que los militares como corporación, o más bien un pequeño grupo de altos mandos, tienen un gran poder de veto sobre los asuntos de gobierno, al final del día quien toma las decisiones (o deja de tomarlas), arriba en el pináculo del poder, no es uno de ellos.
No obstante, tal como Chávez (siempre él) organizó las cosas con aquello de la unidad cívico-militar y con el gran protagonismo que se les dio en los asuntos de la administración pública, los militares en su conjunto (siempre pagan justos por pecadores) son corresponsables de todas las decisiones de gobierno, buenas, malas o regulares que toman o se dejan de tomar, pero sobre todo de sus consecuencias.
Con una caída (según estimaciones privadas) de la actividad económica del 2,3% y una inflación de al menos un 70% para 2014, un desabastecimiento crónico de sectores sensibles como las medicinas de un 80% del inventario regular, un dólar paralelo por encima de 100, y subiendo, los indicadores de pobreza, también subiendo, el salario real cayendo, el etc. de fracasos gubernamentales y sin perspectivas de que nada mejore en lo inmediato, a estas alturas los militares deben saber que la población los va a señalar a ellos como los responsables directos. Como en el pasado culparon a AD y a Copei.
Y sin embargo, la verdad verdadera es que no es un jefe militar en nombre de la institución quién lleva la banda presidencial. Ni siquiera un militar retirado miembro de la logia de conspiradores del MBR200. Es un civil. Los militares en su conjunto lo sostienen, y se supone que “todos” se benefician, aunque obviamente unos se benefician mucho más que la mayoría de ellos.
Lo cierto es que los militares activos han sido durante quince años los instrumentos del poder; primero de Chávez y ahora de Maduro.
Se les ha dado más poder político y económico del que tenían antes de 1999. Pero ninguno de ellos despacha en Miraflores ni le tocan el Himno Nacional todos los días.
Esos mismos militares que hoy se rasgan las vestiduras por la “revolución” y legado del “comandante eterno” deberían mirarse en el espejo de los altos mandos a los que se les dieron poder en el pasado reciente. Por ejemplo, los ministros de la Defensa:
Raúl Salazar primer ministro de la Defensa de Chávez (febrero de 1999 a febrero de 2000). Fue la primera designación ministerial que anunció, incluso antes de ganar las elecciones, como una manera de aflojar las resistencias dentro del mundo militar a su ya entonces inminente victoria electoral de diciembre de 1998. Estuvo de acuerdo con recibir apoyo norteamericano durante la Tragedia de Vargas y Chávez lo desautorizó. Luego ocupó la embajada de Venezuela en España y de allí  saltó a crítico del gobierno, llegando afirmar que en 2012 que el presidente Hugo Chávez “está enfermo de poder”.
Su gestión ministerial fue clave, tanto como la de Maritza Izaguirre en Hacienda, pues se evitó la ruptura traumática de una administración presidencial a otra.
Como su colaboración con el proyecto chavista fue breve, y no se involucró en los rocambolescas incidencias militares de abril de 2002, no se han metido mucho con él y lleva una existencia bastante tranquila para los actuales parámetros venezolanos.
General de División Ejército Ismael Hurtado Soucre, breve y gris tránsito por el Ministerio (2000-2001), en seguida pasantía por Infraestructura hasta 2003. Luego al olvido. Aunque estuvo presente en Miraflores el día 13 de abril respaldando el retorno de Chávez al poder, el ala civil lo veía con desconfianza.
General en Jefe Ejército Lucas Rincón Romero, Comandante General Ejército en 1999, Inspector General de las Fuerzas Armadas, Ministro de la Defensa por pocos meses en 2002 y luego Ministro del Interior hasta 2006. Pasó a la historia por anunciar la renuncia de Chávez la noche del 11 de abril. Tiene varios años de exilio dorado en la embajada de Portugal.
General de Brigada Ejército -Retirado- José Luis Prieto Silva (2002-2004). Nadie se acuerda de él.
General en Jefe del Ejército Jorge Luis García Carneiro (2004-2005). Uno de los pocos militares leales al chavismo que hoy día es un factor real de poder desde la gobernación del estado Vargas, aunque en segunda fila.
Almirante Orlando Maniglia Ferreira (2005-2006). De vez cuando lo desempolvan en Venezolana de Televisión.
General en Jefe Ejército Raúl Isaías Baduel (2006-2007). El jefe militar que trajo de vuelta a Chávez y al chavismo al poder. Le deben todo. El 2 de abril de 2009 fue arrestado acusado por corrupción y condenado en 2010 a 8 años de cárcel. Como Román Delgado Chalbaud espera pacientemente el momento de su resarcimiento.
General en Jefe Ejército Gustavo Rangel Briceño (2007-2009). Uno de los más extraños personajes que pasó por el cargo. Nadie se acuerda de él.
Coronel Ejército -Retirado- Ramón Carrizales Rengifo (2009-2010). Lo tienen lidiando con las diversas facciones del oficialismo en el estado Apure.
General en Jefe Ejército Carlos José Mata Figueroa (2010-2012). Parece ser junto con García Carneiro el otro jefe militar que hoy dispone de poder político importante, aunque por ahora también en segunda línea.
General en Jefe Ejército Henry Rangel Silva (2012). Pocos jefes militares fueron más enfáticos en manifestar el compromiso de toda la institución con el oficialismo, incluso por encima de la voluntad de los electores.  Hoy gobernador del estado Trujillo, no puede salir del país por las acusaciones que se le han hecho de vinculaciones con el narcotráfico.
Almirante en Jefe (FANB) Diego Alfredo Molero, el último de Chávez y el primero de Maduro que se la tenía jurada desde que fueron colegas del Gabinete. Hoy es un cero a la izquierda.
Luego podríamos mencionar oficiales como Francisco Usón, ministro de Finanzas en 2002, luego el chavismo lo execró y pagó cinco años de condena por unas declaraciones públicas. O el general de división Manuel Rosendo, jefe del Cufan (que vendría a ser hoy el Ceofan) y primer jefe militar que públicamente manifestó su apoyo al proyecto político de Chávez. A la hora de las chiquitas se le rajó, vive en el exilio. O Carlos Alcalá Cordones leal desde la primera hora, Comandante del Ejército, hoy como alcalde del municipio Vargas intenta convivir con García Carneiro.
Y luego está ese extenso grupo de ex oficiales que fueron dados de baja por su participación los golpes de 1992, que por más “amigos” que tengan dentro de la institución han pasado más tiempo en la vida civil que en la militar. De ellos sólo unos cuantos son parte del entramado de poder. La mayoría protestan por la falta de atención de sus ex compañeros.
Vistas así las cosas: ¿Realmente mandan los militares? ¿Realmente están dispuestos a sostener a sangre y fuego a lo que de verdad-verdad mandan?
A los que piensan que como a fin de cuentas ellos están armados con tanques, aviones, fusiles y cañones, y no se puede hacer nada, pues no conocen la historia no tan lejana de nuestros países vecinos, donde los militares fueron abandonando el poder empujados por la crisis económica, y cuando en el caso de Argentina se resistieron, a final quedaron totalmente desprestigiados y desmoralizados al evidenciarse que no sabían ni gobernar ni ganar una guerra.
En la segunda presidencia de Rafael Caldera las Fuerzas Armadas contaban con 50 generales activos. Hoy pasan de 4.000. No sólo se ha devaluado el bolívar, también el rango de general.
Sí; a los militares los han llenado de privilegios, disponen de almacenes repletos de mercancías y sin colas, créditos para autos y viviendas pero…viven en Venezuela. Tienen esposas, hijos, nietos, padres, hermanos, tíos, primos, amigos y vecinos. Uno se imagina que ellos y/o sus familias asistirán a fiestas, bautizos, matrimonios, velorios e inevitablemente salen a la calle. Por más que lo intenten no pueden aislarse en una burbuja. A cualquiera por ahí lo agarra el dengue, la chikungunya o el hampa. El chingo o el sin nariz.
¿Este país de hoy que no le sirve a la abrumadora mayoría de los venezolanos civiles, sí le sirve a la minoría de venezolanos en uniforme?

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