ADOLFO
TAYLHARDAT
Eso lo
sabemos los venezolanos y no solamente lo sabemos sino que lo hemos estado
sufriendo durante 16 largos años. Cuando en tiempos del fenecido führer
califiqué su régimen como una dictadura me dijeron que exageraba, que lo que
había era una democracia autoritaria, un gobierno totalitario, pero que no era
una dictadura. Creo que ya no hay un venezolano, incluso dentro de la horda
chavista, que no sea consciente de que vivimos bajo una infame dictadura.
Pero la
frase que sirve de título a este escrito, pronunciada ante los medios luego del
frustrado intento del expresidente Andrés Pastrana de cumplir una gestión
humanitaria visitando a dos de las principales víctimas de la iniquidad del
ilegítimo, adquiere una resonancia y una notoriedad extraordinarias.
El
expresidente Jorge Quiroga, igualmente decepcionado por la imposibilidad de
visitar a Ceballos y López, también lanzó un llamado a la solidaridad
internacional en apoyo a Venezuela y lo dirigió específicamente a las mujeres presidentes
de América, Michelle Bachelet, Dilma Rouseff y Cristina Fernández recordándoles
que como mujeres y madres no debían permitir que un teléfono celular (como el
que supuestamente encontraron a López y le ha valido tres semanas de
aislamiento) “valga más que una vida, una familia, un hijo”.
Cuando un
venezolano denunciaba internacionalmente la dictadura chavo-castro-madurista no
le hacían caso y lo juzgaban de radical y exagerado. En las expresiones de los
expresidentes Pastrana y Quiroga está reflejada la voz de todos los venezolanos
que buscamos la solidaridad de los gobiernos y los pueblos hermanos o amigos
porque estamos indefensos frente a un régimen que ha destruido el Estado de
Derecho y somos víctimas de los atropellos y abusos de un gobierno que no tiene
a quién rendirle cuenta porque tiene secuestradas las instituciones e
instancias controladoras convirtiéndolas en instrumentos para subyugar y
oprimir a la disidencia.
Lo dicho
por Pastrana y Quiroga sirvió de titular de primera página a todos los
periódicos serios y prestigiosos del mundo y debe haber estremecido las fibras
de las almas de los gobernantes de América Latina y del Caribe que todavía se
comportan como fantoches de un régimen fracasado que ha llevado al país a la
ruina.
No es,
como pretenden el ilegítimo y sus secuaces, una campaña mediática, una guerra
para desprestigiar su gobierno ya suficientemente desprestigiado. Es una
invitación a solidarizarse con un pueblo que se encuentra agobiado por los
abusos, los atropellos, las violaciones de sus derechos fundamentales, sometido
a condiciones que lo acercan cada día más a la miseria.
Llamamientos
como el de los expresidentes Andrés Pastrana y Jorge Quiroga, el anuncio del
propósito del expresidente Felipe González de participar en la defensa de
López, Ceballos y Ledezma, los anuncios de la intención de varios expresidentes
latinoamericanos de asociarse a la iniciativa de González, la Declaración de
Panamá, las resoluciones de los parlamentos de Colombia, Chile y Brasil, las
exhortaciones del Club de Madrid, son claros reflejos de la creciente
preocupación internacional por lo que está sucediendo en nuestro país.
A medida
que pasa el tiempo se producen nuevos pronunciamientos que contribuyen a
aumentar la presión sobre la olla donde bulle la situación de Venezuela. El
presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, acaba de advertir que
Venezuela va cada vez peor. “Para nosotros, Venezuela es motivo de
preocupación”, dijo. Esa frase adquiere relevancia particular si se tiene
en cuenta que los días 7 y 8 de junio próximo tendrá lugar en Bruselas la
Cumbre Unión Europea-Celac. A esto se agrega lo dicho por el director para las
Américas del Servicio Diplomático de la Unión Europea quien, refiriéndose a la
Cumbre UE-Celac afirmó: “Ese será el momento para hablar de Venezuela”.
Adicionalmente el Club de Madrid ha vuelto a pronunciarse pidiendo que se
concrete la convocatoria de las elecciones parlamentarias. “No se ha fijado
fecha y la situación social, política y económica de Venezuela sigue
deteriorándose y crece la conculcación de las libertades individuales”. En el
mismo orden la Iniciativa Democrática de España (IDEA) acaba de hacer pública
una declaración firmada por 27 expresidentes latinoamericanos en la destacan su
preocupación por “curso agravado que toma la situación política, social e
institucional que afecta a los venezolanos y solicitan la “realización de elecciones
justas, transparentes, en fecha precisa, bajo un Poder Electoral imparcial, con
observación internacional calificada, oportuna e independiente”.
Con toda
seguridad la multitudinaria marcha del sábado pasado contribuirá a estimular
nuevos pronunciamientos y manifestaciones espontáneos de solidaridad con los
presos políticos y con los venezolanos víctimas de la satrapía madurista. Las
imágenes de la marcha en diferentes ciudades del país y en el exterior
testimonian que Venezuela se moviliza pacíficamente y clama por el cese de los
abusos y atropellos contra su libertad y su integridad.
Señor
ilegítimo (aunque creo que lo de señor está de más), no hay ninguna
confabulación, ninguna conspiración ni existe ninguna guerra psicológica,
económica, mediática, ni intergaláctica orquestada por el imperio ni desde
Colombia, y mucho menos por ese sector de la población que usted califica de
extrema derecha, de traidores a la patria. Simplemente el mundo ya sabe
perfectamente que usted pretende convertir a Venezuela en un gran campo de
concentración aplicando a diestra y siniestra medidas de prohibición de salida
del país, imponiendo obstáculos de todo tipo para impedir que los venezolanos
podamos viajar libremente al exterior, que su maldad llega a un grado tal que
mantiene a los venezolanos que viven fuera del país prácticamente muriéndose de
hambre y viviendo en condiciones humillantes porque no reciben las divisas
necesarias, que dentro del país usted mantiene a la población sufriendo las
ignominias de un régimen de racionamiento indignante y además de todo eso
empuja al país hacia la debacle económica y la quiebra.
Señor ilegítimo, de nada sirven
los millones de dólares que emplea publicando en periódicos del exterior
artículos o páginas enteras que nadie lee, o contratando lobbistas
profesionales o comprando premios bufos de periodismo y de alimentación para
tratar recuperar una imagen, que nunca tuvo, de gobernante democrático. La
realidad venezolana está a los ojos de todo el mundo y la presión en la olla seguirá
aumentando.
Vía El Nacional
Que pasa Margarita
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