OVIDIO
PÉREZ MORALES.
La
primera eucaristía en español celebrada por un papa en Estados Unidos tendrá
lugar el próximo 23 de septiembre en la basílica del Santuario Nacional de la
Inmaculada Concepción en Washington DC.
Durante esa celebración
eucarística el papa Francisco canonizará a fray Junípero Serra (1713-17849),
fraile franciscano, insigne misionero defensor y evangelizador de los indígenas
en la provincia española de Las Californias, lejanas tierras occidentales de lo
que sería con el tiempo Estados Unidos de Norteamérica. Él sembró allí la fe
católica; y los nombres cristianos de muchos pueblos y ciudades, desde
San Diego a San Francisco, constituyen viva memoria de una Iglesia presente y
actuante desde la génesis dramática de aquel gran país.
El origen latinoamericano mismo
del papa Francisco ha tenido un gran impacto positivo en la comunidad hispana
de Estados Unidos y particularmente en el vasto contingente católico. Para
este, la elección del actual pontífice y ahora su visita apostólica constituyen
una fuerte invitación a potenciar la presencia y el liderazgo católicos. El arzobispo
Charles Chaput de Filadelfia ya había manifestado que se estaba “en un muy
poderoso momento latino en este país”; a tal propósito recordaba que a partir
de 2013 un tercio de los católicos estadounidenses (alrededor de 70 millones)
es hispano. Los católicos constituyen la denominación cristiana y el
subconjunto hispano mayoritarios en el país.
En estos días de preparación de
la visita papal fui invitado a un retiro espiritual de jóvenes hispanos de la
Arquidiócesis de Washington; muchos de ellos nacidos en Estados Unidos; la
mayor parte venidos de menor edad, de los cuales no pocos sin la debida
documentación. La mayoría, procedente de El Salvador y el resto
predominantemente centroamericano (esta proporcionalidad hispana es
característica en Washington DC y sus alrededores). El encuentro –compartir muy
grato y reconfortante– abundó en alegría, así como en hondura espiritual y
estrecha fraternidad. El castellano de las exposiciones y la bilingualidad de
la comunicación se tejían con el perfil multicultural de las celebraciones y la
convivencia.
Los hispanos iniciaron
tímidamente hace algunas décadas su participación en las celebraciones
parroquiales, con un bajo reconocimiento de su peculiaridad cultural y
fisonomía religiosa. Hoy la situación ha cambiado notablemente y augura
progresos consistentes. El idioma español y expresiones de religiosidad
latinoamericana proliferan en los actos litúrgicos; también se multiplican los
servicios y ministerios ejercidos por hispanos, así como los grupos de oración
y apostolado de extracción hispana. La presencia de hispanos en la jerarquía
eclesiástica va in crescendo; ejemplos patentes son el arzobispo de
Los Ángeles, José Horacio Gómez (mexicano de nacimiento); el obispo de
Laredo, James Anthony Tamayo (nacido en Texas), y el nuevo obispo auxiliar de
Washington, Mario Eduardo Dorsonville (nacido en Colombia).
La presencia hispana y, dentro de
esta, la específicamente católica, registran un sensible crecimiento. No
marchan al margen o en paralelo respecto del conjunto, sino en necesaria
integración, la cual, ciertamente, no se debe concebir como simple asimilación
monofónica en que lo diverso se diluye, sino como encuentro polifónico
enriquecedor. ¿Qué significa esto para el futuro?
Lo que suceda con la presencia
hispana católica en la Iglesia de Estados Unidos tendrá imponderable influjo en
el futuro de la Iglesia católica al sur del río Grande. Para no hablar del
viceversa, que resulta obvio. Es un desafío para ambos puntos cardinales –Norte
y Sur–, que tiene que ser respondido partiendo de una lúcida reflexión sobre
imperativos y de un análisis cuidadoso de experiencias.
La misa papal en español y la
canonización del hispano Junípero revisten un carácter altamente simbólico
respecto de la presencia de los hispanos en Estados Unidos y de los católicos
hispanos en la Iglesia de este país. Simbolismo desafiante hacia un
protagonismo integrador y solidario de amplias miras.
Vía El Nacional
Que pasa Margarita
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