Monday, December 21, 2015

Venezuela en 2016: entre el escepticismo y la incertidumbre

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Asdrubal Oliveros y Lesner Castillo

Estamos en el cierre de 2015 y las cartas están echadas: Venezuela tendrá este año el peor desempeño macroeconómico de la región y el peor año en su historia económica en mucho tiempo. La economía se desenvolvió en 2015 en un escenario a ciegas, el Banco Central de Venezuela (BCV), el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y el Ministerio de Economía, Finanzas y Banca Pública (Mefbp), entre otras entidades, dejaron de publicar data.
Esperamos que la economía se contraiga 9,2% este año, con un nivel de inflación cercano a los 208,6%. Por otro lado, la escasez de divisas y los controles de precio dieron paso a la reaparición de fenómenos como el bachaqueo, reforzaron el contrabando de extracción y aumentaron los costos transaccionales de ir al mercado (más tiempo de espera en las colas).
Los salarios no pudieron ni siquiera seguir el ritmo de la inflación. A cierre de 2015, proyectamos que el índice de salarios reales (IRE) se contraiga 31,0%; es decir, que en un año los venezolanos perdieron un tercio de su poder adquisitivo. Aunado a esto, el alto costo de vida y la imposibilidad de ajustar los salarios a la inflación ha ocasionado un incremento en la informalidad del trabajo en la economía.
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En términos fiscales el desempeño deja mucho que desear, el gasto público se volvió a utilizar como herramienta para impulsar la popularidad. Sin embargo, los altos niveles de inflación, la ineficiencia del gasto público y lo poco focalizado de los subsidios y subvenciones ocasionaron que esta estrategia política que en años anteriores había funcionado fallará. Aunado a esto, la caída en los precios del petróleo (48,9% este año) es otro factor que impactó el balance fiscal del Gobierno. Para 2015 esperamos que el déficit del Sector Publico Restringido (SPR), Gobierno central más las empresas públicas no financieras (Pdvsa, Sidor, entre otras) se ubique en 20,2 puntos del PIB.
Indudablemente, en el último mes del año la economía venezolana se llevó la mayor sorpresa: la oposición ganó la mayoría calificada en la Asamblea Nacional (AN). Si bien esta victoria podría significar aires de cambios, los mismos no se pueden dar de la noche a la mañana y para que sean significativos es necesario la negociación entre los poderes nacionales que, tras las declaraciones oficiales por parte del presidente Nicolás Maduro, es especialmente difícil de concebir.
2015 cierra siendo otro año de oportunidades perdidas, la inactividad por parte del Gobierno sigue pasando factura. Cada día que pasa y no se hace “algo” las distorsiones se asientan cada vez más en la base de la economía, lo que genera que las medidas necesarias para solventar la crisis sean costosas, tanto en términos económicos como sociales.

La pregunta clave es: ¿se hará algo en 2016?

El modelo económico desde hace tiempo caduco, especialmente con un precio promedio de barril de petróleo que proyectamos promedie en 2016 a $46,7. El próximo año exigirá muchísima resistencia de parte de todos los sectores de la economía. La necesidad de ajuste es innegable, sin embargo, la radicalización del discurso del presidente pone en duda que tan “efectivos” o “eficientes” serán dichos ajustes el año que viene.
El desempeño de la economía también dependerá de la capacidad de negociación que tenga la AN con el resto de los Poderes. En un escenario de caotización, el sector productivo se verá fuertemente afectado, aunque no descartamos la idea de que la AN pueda introducir cambios favorables en la dinámica país. Bajo este escenario, proyectamos que en 2016 la economía se va a contraer -6,5%. Es importante destacar que ni siquiera en un escenario en donde el Ejecutivo y la nueva AN negocien el producto interno de Venezuela no va a recuperarse. Como sociedad, no podemos esperar que tras años de distorsiones la economía se recupere de la noche a la mañana.
En el escenario cambiario, sin duda esperamos una modificación del actual esquema. Mantener otro año un tipo de cambio irreal y absurdamente barato no ayudara a disminuir las distorsiones, especialmente con la actual reducción en ingresos en divisas. En 2016, prevemos que el esquema cambiario pasará a ser un dual. Es decir, dos tasas oficiales: una para los bienes considerados como prioritarios y otra para los demás sectores de la economía. Sin embargo, el paralelo seguirá existiendo y su cotización dependerá de la credibilidad del esquema cambiario y de la incertidumbre económica.
Una devaluación tendría impacto positivo en las cuentas fiscales del Estado. Pero la exacerbación del gasto y la indisciplina fiscal seguirán siendo la norma. Con respecto a la inflación, no esperamos un retroceso de la misma. Para el año que viene proyectamos una inflación cercana a 296,0%, motivado principalmente a la contracción de la oferta de bienes y servicios, el efecto transmisión de un encarecimiento de las importaciones y el exceso de liquidez monetaria en el sistema.
Los retos que presenta el país el año que viene son difíciles para todos los venezolanos. La clave es resistir y entender que en toda crisis hay una oportunidad de oro y que luego de la tempestad viene la calma. El año 2016 estará enmarcado entre confrontaciones de Poderes y el declive de la economía.
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