Wednesday, January 25, 2017

Acuerdo para la rendición incondicional

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Carlos Blanco

El proyecto de acuerdo propuesto por los expresidentes Zapatero y Samper ni siquiera es una trampa sino un texto en el cual se propone abiertamente aflojar lo que ha sido bandera de lucha por 18 años: la salida del régimen y su remplazo por un gobierno democrático.
Se adereza la introducción aludiendo a “los espacios de confianza” creados entre el gobierno y la MUD, para generar “una renovada etapa de convivencia entre ambas partes”. Tienen la desvergüenza de fundar su llamado en los dichos del Tribunal Supremo de Justicia, como si no fuese el verdugo al servicio de Maduro.
El texto tiene varios impudores significativos. Uno de los más notorios es “reconocer que tanto el Poder Ejecutivo como el Poder Legislativo han sido electos de forma constitucional, democrática y legítima para cumplir con los mandatos y períodos determinados por ley”. Es decir, que se pasan por el arco de triunfo el ejercicio ilegítimo de Maduro, la decisión del 9 de enero en la cual la Asamblea Nacional lo destituyó y aspira a que la oposición los complazca aceptándolo sin chistar hasta 2019.
Más adelante el texto insiste en la necesidad de “normalizar el ejercicio de las funciones institucionales” como si la violación de esas funciones no viniese directa y permanentemente del régimen de Maduro, sea a palo limpio o con las interpretaciones del TSJ.
No habla de presos políticos sino de “personas privadas de libertad” y los clasifican en grupos: enfermos, los que ya “tienen órdenes de excarcelación”, demoras procesales, medidas cautelares; como se ve, se admite sin ambages que hay quienes según el propio sistema judicial del régimen deberían estar libres y no lo están porque no les da la gana.
La tapa del frasco es plantear, sin que se le muevan los músculos de la vergüenza, que se busque que la AN apruebe “los acuerdos de financiamiento suscritos por el gobierno nacional”, “el Presupuesto y la Ley de Endeudamiento de forma tal que se logre normalizar la gestión financiera y el papel fiscalizador de la Asamblea”, y que se apruebe “un acto jurídico por el que la Asamblea Nacional se compromete a honrar los compromisos financieros de la República”. En plata blanca: que la AN legitime todo el escándalo económico-financiero del régimen.
En ese texto cargado de enredinas y vivezas, ascos y trampillas, no hay alusión a elecciones presidenciales y solo se aspira a que los opositores entreguen hasta el taparrabos con el cual los mira Zapatero, emisario con parche y pata de palo, tripulante de la última carabela de Colón.

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