Censura sin discreción

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La piel del chavo-madurismo está cada vez más delicada.

El haber perdido el apoyo popular, el estar cada vez más solos los hace más irritables. Claro que su persecución a los medios no es nueva.

TalCual nace por la primera acción de censura de Hugo Chávez, a quien no le gustaba, en su primer año, que alguien le llevara la contraria. Luego todos conocemos lo ocurrido con RCTV, las 32 emisoras de radio y la compra de algunos medios para callarllos.

Estos últimos días hemos visto dos nuevas muestras de lo que decimos. La primera víctima fue el canal estadounidense CNN, el cual transmitió un reportaje sobre la supuesta venta de pasaportes venezolanos en la embajada de Irak, denuncia hecha por un funcionario que trabajó en dicha sede diplomática. Los periodistas de CNN trataron, antes de dar a conocer el reportaje, de obtener la versión del gobierno de Maduro, pero como es su costumbre se negaron a darla. Alegan que dicha información forma parte de un complot. La verdad es que eso de la libertad de expresión no va con ellos. El otro episodio tiene que ver con el portal aporrea.org. En esta página escriben chavistas de todas las corrientes, incluso dirigentes importantes de ese sector político. Hay quienes defienden a Nicolás Maduro y quienes lo cuestionan.

Eso no gusta en el cogollo gobernante. Ya el capitán Cabello les había advertido que se estaban saliendo del carril y que el mazo estaba listo para ponerlos en su lugar. Dicho y hecho. Estos últimos días ha sido difícil, por días imposible, entrar en dicho portal. No hay que ser muy perspicaz para imaginar qué es lo que está ocurriendo. Dos medios, con líneas editoriales muy diferentes son atacados por un gobierno que presume de democrático pero que en realidad no acepta ninguna crítica. Lo más elocuente de todo esto ha sido ver a algunos connotados periodistas chavistas, como Ernesto Villegas y Tania Díaz, entre otros, apoyando la censura contra CNN. Sobre aporrea no han dicho nada -lo que también puede interpretarse como un apoyo para los censores pues quien calla otorga. Triste papel el que algunos están dispuestos a jugar.