Adolfo P. Salgueiro
Cada día que pasa la situación se le pone más difícil al gobierno. Como consecuencia sus reacciones se tornan más agresivas. Lo que ellos llaman “profundización” de la revolución es más bien un conjunto de medidas desesperadas, carentes de toda coordinación ni coherencia, todas ellas reveladoras del talante dictatorial que les caracteriza ante un escenario de supervivencia.
Los críticos del régimen son cada vez más numerosos, vociferantes e influyentes. Ya no se limitan a dos decenas de ex presidentes democráticos muy bien intencionados pero que cuando ejercieron el poder no lucían muy preocupados por el destino de la democracia venezolana sino mas bien con los contratos que podían beneficiar a sus connacionales (empresas o personas).
Hasta hace poco los pocos gobiernos que eran capaces de plantar cara a la “revolución bolivariana” se limitaban a Paraguay por todo el cañón pero con poca posibilidad de cambiar el rumbo de los acontecimientos, Costa Rica, en algún momento Panamá, la Colombia de Uribe y alguno que otro más.
Hoy el panorama ha cambiado sustancialmente. Los “pesos pesados” ya ejercen presiones e influencias difíciles de ignorar. Trump en persona ya ha señalado con claridad cual es su visión hacia Miraflores, sus ministros (secretarios) de Estado, Tesoro y Seguridad siguen la línea. Almagro se ha convertido en un escollo importante y va en busca de los pocos votos que le hacen falta en la OEA para la aplicación de la Carta Democrática, al revés del celestinaje vergonzoso de su antecesor Insulza. Destituida la Rouseff los vientos de Brasilia han cambiado de orientación. Desde Buenos Aires ya no se alcahuetean los dislates revolucionarios, el “mejor amigo” ya ni es tan mejor ni tan amigo, la Celac casi no existe, Unasur ya no es el club de amigos que era antes ni tiene un vocero cómplice de Miraflores, Rajoy ya no anda con medias tintas, otros gobiernos europeos también abrieron los ojos, el Europarlamento con mayorías determinantes expresa preocupaciones, México dejó el guavineo y ya va por la calle del medio, algunas islas del Caribe se han dado cuenta que se acabó la manguanga y dirigen su mano pedigüeña a nuevos benefactores. De Mercosur nos echaron. En el esquema de corrupción de Odebrecht Venezuela encabeza la lista. El cardenal Urosa declara que el gobierno se burla del Vaticano etc. etc.
La enumeración que antecede es apenas un abreboca que demuestra que en casi todas partes (menos en Rusia) la preocupación por Venezuela ha tomado cuerpo ya sea genuinamente o para proteger sus acreencias. Ante tal realidad Maduro y su equipo sólo atinan a decir que están frente a una conspiración mundial, una guerra económica, un bloqueo, un sabotaje a nuestra moneda, ataque de CNN y demás justificaciones que ya no convencen ni a los especialistas ni menos a una los que hacen cola en los mercados. La reacción se limita a que Nicolás, Delcy & Cía. profieran varias veces diarias epítetos altisonantes que lejos de atajar la avalancha la acrecientan. ¿No sería bueno reflexionar para ver si el mundo entero está equivocado o si en casa habrá algo que rectificar?
Otra cosa: ¿será que Tibisay y sus comadres tomaron nota de lo que pasó en Ecuador? ¿Será que el Alba pierde otro jugador? ¿Será que la oposición ecuatoriana pueda tener la capacidad de recomponerse de cara a la segunda vuelta?
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