Luis Betancourt Oteyza
"El culto por la debilidad o el asco ante la
fuerza
no es más que una manifestación de decadencia"
Angel Bernardo
Viso, "Memorias marginales", pág. 133
Como figuritas de carnaval aparecieron dos artículos,
disfrazados de cartas; tan similares, con los mismos ejemplos argumentales, la
misma intención, que resultan de un solo propósito: Proteger al chavismo con un
diálogo, revestido de negociación, con el objeto de impedir que se derroque la
satrapía de Maduro y no recupere Venezuela su libertad y soberanía. Aunque
cabría pensar que se originan de ideólogos distintos -si tal condición existe
hoy- sus estructuras, argumentos y distorsiones históricas tan son idénticos, que
lo que plantean, con sustrato de alcahuetería, es escandaloso. Ni mandados a
hacer, nacen tan gemelos.
Me refiero a las "cartas" de Enrique Ochoa
Antich para María Corina Machado, fechada el 23 de este febrero y la del hijo y
alabardero de Eduardo Fernández, Pedro Pablo, para Pedro Paúl Bello, del 24 del
mismo mes. La cercanía de las fechas induce a pensar en un imprudente plagio.
No es mi propósito defender a María Corina Machado,
pues no lo necesita, ni aun ante los injustos ataques de Ochoa, y sobra quién
lo haga, ni responder las imputaciones que me pretende Pedro Pablo Fernández
llamándome "amigo", cuando no lo somos porque a mis amigos los escojo
yo, o eso intento, aunque lo reconozco
como ser humano y ciudadano, y le agradezco que me identifique como
"intolerante", pues eso sí soy contra todo lo que sea farsa, engaño o
concesión cobarde al enemigo, pero me creo en el deber de desenmascarar estos
llamados a un diálogo y negociación por mampuesto con los agentes de la tiranía
castro comunista en Venezuela, y que se nos quiere vender luego del fracaso en
el que empeñaron hasta al Papa, ante la desesperación de Maduro y sus cómplices
por la situación que sufrimos todos los habitantes de nuestra patria.
Ambos recurren a Nicaragua, Polonia, Franco, Pinochet
y Sudáfrica, distorsionando las historias de la superación de sus encrucijadas
finales para vendernos la "negociación" como el arma con la que
fueron superados en detrimento de la verdad, y en el caso de Nelson Mandela, de
su honor de combatiente heroico.
Pasemos a las falsedades y manipulaciones: Señalan al
unísono que la liberación de Polonia del comunismo ocurrió por un diálogo entre
alemanes democristianos y los jerarcas comunistas cuando la verdad es que fue
el producto de luchas frontales con años de sufrimiento, cárcel, asesinatos y
torturas de opositores, curas, estudiantes y sindicalistas, que nunca se
doblegaron ni pactaron su ansia de libertad, y que la falta de apoyo militar
soviético, por decisión de Mijaíl Gorbachov, impidió la repetición de las
masacres de Checoslovaquia, 1968, y Hungría, 1956. Nada de pactos ni diálogos.
Los obreros y estudiantes polacos se ganaron su libertad y soberanía al mismo
pulso que le debemos a Venezuela desde hace más de 18 años. La alcahuetería no
puede con la verdad.
La transición española a la libertad y democracia fue
posible por la muerte pacífica y paciente de Francisco Franco Bahamonde en su
lecho oleado y la decisión, del después Rey, Juan Carlos de Borbón, que se
impuso a sus ejércitos reales. Adolfo Suárez, ministro de la Falange en el
gabinete del "Caudillo, por la Gracia de Dios", entendió los tiempos
y se compuso con su Alteza Real. Claro que medió el genial bombazo al sucesor
designado, Almirante Luis Carrero Blanco, una especie de Maduro instruido, con
quien pretendió Franco haber dejado "todo atado y bien atado". Esa
bomba sí fue un buen argumento de "diálogo"... Aquí tampoco la
alcahuetería puede con la historia.
La salida del general Augusto Pinochet tampoco puede
ser trampeada como lo pretenden estos dos "negociantes". Pinochet,
forzado por la presión internacional y el congreso de USA -Edward Kennedy-, se
vio obligado a consultar mediante referendos si se mantenía en el poder;
realizó tres, ganó dos y perdió el último, claro. El 4 de enero de 1978 efectuó
una "Consulta Nacional" que apoyó la "legitimidad" de su
gobierno con el resultado de 78,6% a su favor y 21,4% en contra. Tal consulta
fue cuestionada por la falta de registros electorales -se votó sólo con la
cédula-, sin garantías y censura de los medios (¿Suena?). El 11 de septiembre
de 1980, ganó otra consulta con un margen de 67,04% contra el rechazo de
30,19%, en una campaña de una oposición liderado por el ex presidente Eduardo
Frei Montalva. Por fin, el 5 de octubre de 1988, perdió la consulta sobre su
permanencia en el poder con un 44,01% contra un rechazo de 55,99%. En este caso,
el triunfo del NO condujo a elecciones democráticas de Presidente y Parlamento.
Aquí es muy importante destacar que Pinochet presentó a la Junta Militar de
Comandantes, su base de sustentación militar y política, un proyecto de decreto
desestimando el resultado de la consulta y el Comandante de la Aviación chilena
(FACh), General Fernando Mattei, se negó a aceptar, rompió el texto y declaró a
la emisora Radio Cooperativa, a las 1:03 am, "Tengo bastante claro que ha ganado el NO". Fue un acto
pacífico de fuerza que obligó a Pinochet a entrar en razón. Un bombazo aéreo y
no una negociación. Así, el regreso a la democracia lo ejecutó un militar
responsable y no unos "negociantes"...
Violeta Chamorro derrotó a los sandinistas en
Nicaragua porque gracias al "diálogo" desplegado por los
"Contras" apoyados por Ronald Reagan, a plomo limpio y sin
concesiones ni negociaciones, llevaron a Ortega a realizar elecciones, en
contra de la sapiente maldad de Fidel Castro -"revolución no hace
elecciones"-, creyendo que las ganaría, como le auguraban todas las
encuestadoras, nacionales y extranjeras, menos la venezolana DOXA, y perdió.
Sin diálogo y a punta del coraje de una mujer como María Corina Machado. Fin
del cuento sandinista.
Y llegamos a la farsa enarbolada por ambos
articulistas como su joya: El triunfo de Mandela. Nelson Mandela es, a mi
entender, junto a Mahatma Gandhi y Winston Spencer Churchill, uno de los más
grandes hombres del siglo pasado. Su lucha sin cuartel, su tenacidad y su
generosidad en el triunfo es comparable
a los otros dos citados y me recuerda al Mariscal Antonio José de Sucre, mi
antepasado. Mandela supo pelear sin negociar; forzó sus posibilidades vitales
hasta sufrir condena a muerte, afortunadamente no ejecutada, porque entendió
que su lucha era por principios innegociables y a muerte. En su biografía, que
recomiendo a los dialogantes negociantes citados, Ochoa y Fernández (padre e
hijo), "El largo camino hacia la
libertad", Aguilar, 2010, Santillana Ediciones Generales, S.L. , dice
el prócer africano y mundial sobre el uso de la violencia: En junio de 1961,
discutiendo dentro de su partido el Congreso Nacional Africano, CNA, expuso: "Personalmente yo creía...que la no
violencia era una táctica que debía ser abandonada cuando dejara de ser
eficaz" -pág.282-; posteriormente, en 1981, en conversaciones con los
blancos racistas les afirmó: "Discutimos
acerca de la lucha armada y les expliqué que no dependía de nosotros renunciar
a la lucha armada, sino del gobierno" -pág. 538-; más adelante
relatando las negociaciones con sus esbirros en 1988 les dijo: "Yo respondí que el responsable de la
violencia era el estado y que quien dicta la forma de lucha es siempre el
opresor, no el oprimido....(Omissis) En nuestro caso se trataba simplemente de
una forma legítima de autodefensa...(Omissis) Les corresponde a ustedes, y no a
nosotros, renunciar a la violencia" -pág. 555-; y, en mayo de 1991,
poco tiempo antes de su triunfo, les dijo a sus correligionarios: "...se trataba de suspender la lucha
armada, no de ponerle fin" -pág. 607-. De manera que los intentos
despiadados de estos dos articulistas de presentar a Nelson Mandela como un
apaciguado y sumiso negro que negociaba con los altaneros afrikáners es una
enorme falsedad histórica; él se imponía por la fuerza de sus argumentos, sus
ansias de libertad y su temple. Quiero dejar dos enseñanzas de ese gran hombre:
Dice, a manera de advertencia a todos los que luchamos por nuestra libertad,
que: "Si uno espera a que se den las
condiciones descritas en los libros, éstas nunca llegan" -pág.282-, y,
"En todo encuentro con el adversario
es necesario asegurarse de que se transmite exactamente la impresión que uno
desea transmitir" -pág.567-. Así que estos dialogantes y negociantes
de Ochoa y Fernández ya deben irse dejando de tanto manoseo con la satrapía y entender
que la vía es la lucha frontal, la confrontación sin blandenguerías
"políticamente correctas" y que el país no soporta más, ni a Maduro y
sus cómplices, ni a quienes, como ellos nos llaman a la calma boba. Que rechazar
a los "mediadores" Zapatero, Fernández, Torrijos y nuncios raros, no
es una "torpeza inconmensurable", como acusa Ochoa a María Corina,
sino, a mi gusto, un gesto de dignidad y casi de asco por esos traficantes.
Ojo, que el país está harto; que sus estudiantes ya
desconocieron al TSJ y no negociaron sus derechos; que nuestro pueblo, civil y
militar, ya está dispuesto ¡Basta!
Caracas, 27 de febrero de 2017 Luis Betancourt Oteyza
@luisgbetancourt
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