Pablo Aure
No tenemos dudas: Chávez cada vez que se baja del avión regreso de Cuba de recibir las supuestas dosis de quimioterapias, tiene un comportamiento poco propio de una persona que padece una enfermedad tan grave como la que dice sufrir el comandante. A todo gañote insulta a diestra y siniestra. Ayer nos calificó de perros y drogadictos. Estas fueron sus palabras: “Son como un perro con rabia, preparados para morder; o un drogadicto con abstinencia. Yo los veo y me río”. Es cierto que se ríe de nosotros, como se ha reído y burlado del pueblo en estos 13 años de desgracia (aunque no le vemos la misma risa de años atrás) develando el nerviosismo que caracteriza a los embusteros. También dijo que los escuálidos tenían una fijación con los militares. Días atrás se refirió a la oposición como “canalla” porque según sus informantes andaba azuzando a los militares para que conspiraran.
Malestar militar
De todo ha dicho Hugo Rafael. Nada es casual. El sabe que la Fuerza Armada no está compacta y que la procesión va por dentro. Pretende asociar ese malestar, que cada día aumenta, con la Mesa de la Unidad Democrática. Pero nada que ver: su discurso ya no tiene el mismo eco en los cuarteles. A la mayoría de los militares les importa un comino la MUD y el PSUV. Conciben la institución castrense dentro de los parámetros que define la Constitución en el artículo 328, es decir, como una institución esencialmente profesional y sin militancia política. En los cuarteles saben que lo que escribo es cierto. Oficiales de mediano rango, así como cadetes, están hastiados de que la política penetre las instalaciones y saben que con Chávez no tienen futuro, ni ellos, ni sus hijos.
Es con ustedes militares
Señores militares: ¿qué aspiran ustedes cuando ingresan a la escuela militar? Claro está, lo que todos los jóvenes llenos de sueños anhelan: vivir en un país mejor, donde puedan desarrollarse personal y familiarmente. Todos se apasionan para servirle a la patria y a sus seres queridos; jamás a un hombre. Estamos convencidos de que un militar, cuando llega a capitán ansía seguir ascendiendo, para retirarse de Coronel o General con una pensión y un seguro que los cubra a ellos y a su familia. Los militares de hoy saben que si no se arrastran como gusanos a las órdenes de un cubano, no podrán llegar a los grados superiores; y que muy probablemente les harán la vida imposible, llevándolos a pedir la baja para no terminar en los calabozos por causas de un expediente fabricado.
Deshonor militar
Probablemente muchos militares se estarán preguntando ¿hasta cuándo esta pesadilla?… ¿Hasta cuándo seguir tolerando tanta vagabundería? Es un secreto a voces los guisos en los que se involucra la burocracia militar. Hemos visto escándalos relacionados a tráfico de droga, contrabando, negocio de puertos, pudreval, Cadivi, aluminio, cabillas, colocaciones bancarias. Y en casi todos están militares nada honorables. Por ejemplo: el pasado fin de semana una avioneta cargada de droga despegó de una base militar. ¿Complicidad o ingenuidad? Obvio: complicidad. Imposible no darse cuenta de que esa avioneta tenía en su interior varias toneladas de droga. Los militares, digo, los verdaderos militares, (no los que utilizan el uniforme para disfrazarse y adularle a un cubano) si respetarán y harán respetar los resultados electorales. Se equivoca Henry Rangel Silva y cualquier otro milico político cuando dice que la Fuerza Armada es revolucionaria y que jamás reconocería un Comandante en Jefe distinto a Hugo Rafael Chávez Frías.
Fuera los traidores
Los venezolanos no queremos golpes de Estado. Los ciudadanos no esperamos de los militares algo distinto a lo prescrito en la Constitución. Insisto: que no tengan militancia política, y que, desde luego, garanticen la independencia y soberanía de la Nación. Repetimos: que cumplan al pie de la letra los postulados del artículo 328, es decir, que estén al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna. Ya basta de decir qué canallas somos los que queremos militares institucionales. Ya basta de calificarnos de apátridas, de golpistas o de traidores. El único que se ha empeñado en destruir la institución militar ha sido, paradójicamente, su mismísimo Comandante en Jefe, que se las ha entregado en bandeja de plata al régimen cubano. Ha sido Chávez quien ha pretendido borrar de la memoria venezolana los ríos de sangre que derramaron nuestros soldados luchando contra la invasión cubana. Machurucuto está vivo en la mente de nuestros patriotas institucionalistas que portaron el uniforme con orgullo por estar al servicio de la democracia y no de una dictadura. La dictadura comunista cubana osó hollar nuestro territorio y se encontró de frente en Machurucuto con un Ejército de varones que los repelió. Ese Ejército fue el orgullo de los venezolanos. Qué triste que pocas décadas después un gobierno militar en Venezuela ha consentido la invasión urdida por el tirano Fidel. Todo esto pasará a la historia, dentro de muy poco tiempo, como la mayor traición perpetrada contra nuestra soberanía. Y será del mismo Ejército forjador de libertades desde donde surgirán las voluntades que reivindicarán nuestro honor como nación independiente, sin duda alguna.
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