Enrique Viloria Vera
Querido hijo:
Muchos fueron los esfuerzos que hizo mi padre, el inmigrante, cuando decidió venirse a Venezuela, desde aquella su patria para entonces dividida, irreconciliable, fraccionada, partida en dos. Vino tu abuelo, en busca de pan y paz, y lo consiguió y decidió quedarse aquí, por siempre, lo saben las flores del cementerio y su partida de defunción.
Aquí decidimos hacer familia e intentamos ser felices. Te diría que hasta hace poco lo fuimos. Había un espíritu especial que hacía de Venezuela un verdadero lugar para querer y ser querido. Entonces te formaste y forjaste en libre albedrío y total voluntad, ¿de qué color es el caballo blanco de Bolívar? Y te reías y me decías ¡no seas bobo, papá! Recuerdo tu risa y tus estudios, el día de tu graduación, cuando te casaste para ver si seguíamos siendo felices, tú con tu mujer y tus hijos, yo con mis hijos y nietos, todos en paz y sin rencores, ni odios, ni nada de eso que no nos une sino que, por el contrario, separa.
Todo ha pasado tan rápido, en una larga década y media, insultos menos, insultos más, ya no estarás más en tu país, que ya no está feliz. Regalado con pasaporte de la Unión , vives ahora devolviendo a terceros lo que otros invirtieron en ti y por el país.
¿Sabes? No me duelen los dólares donados, ni las casas ofrecidas, ni las loas a Fidel ni los astilleros salvados, ni la gasolina gratis, ni el petróleo barato, ni el desprecio y los eructos, los salivazos y las mentadas de madre que como ciudadano nos dedican nuestros gobernantes.
Me dueles tú y los tantos que como tú se van para no volver, a ver si consiguen fuera de aquí, allá, en tierra extraña, donde se respetan las libertades del vivir, lo que tú ahora, emigrante, sales a buscar en el extranjero, como vino a buscarlo y lo encontró tu abuelo, el inmigrante, que aquí en una Venezuela sin exclusiones, ¡sí tuvo patria, nunca fue un infeliz!
Te quiero mucho, besos a tu mujer, que les vaya bien.
Tu papá.
PD: Te tengo buenas noticias: las cosas van cambiar el 7 de octubre, así que vayan preparando pasaporte y maletas y nietos para que regresen a hacer patria que los necesitamos.
¡HAY UN CAMINO!
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