En: http://www.lapatilla.com/site/2014/01/08/aglaia-berlutti-quien-politiza-la-muerte-de-monica-spears-y-la-irresponsabilidad-gubernamental/
Aglaia Berlutti
Hace unas horas, el país despertó con la noticia que uno de sus símbolos inocentes, una de sus reinas de Belleza, había sido asesinada a balazos junto con su esposo. Ocurrió en una Carretera nacional, luego de al parecer sufrir un percance vial e intentar buscar resguardo mientras esperaba ayuda. El paraje, solitario y calificado de peligroso por los residentes y por el propio gobierno regional, carece de vigilancia policial. Y ocurrió lo inevitable: La pareja, que viajaba junto a su hija, fue asaltada y al resistirse – o eso parece ser lo que sucedió – fue baleada hasta la muerte. Nadie vio nada, nadie escuchó nada. Lo único que sabemos es que una pareja joven de Venezolanos fueron asesinados – otra más – y su hija de cinco años recibió heridas físicas y psicológicas a las que le llevará años sobrevivir.
No obstante, lo que describo arriba no es un hecho aislado ni sorprendente: es una tragedia de todos los días, en este país de lutos e impunidad. A diario, diez Venezolanos mueren cada hora, dejando huerfanos de padre, madre e hijos a un importante número de ciudadanos anónimos del país. Pero eso, al gobierno no interesa. De hecho, interesa tan poco que entre sus prioridades no está combatir la causa de lo que vivimos, sino censurar en la medida de lo posible, la repercusión política y comunicacional de la tragedia. De manera que mientras el país llora la muerte de Mónica Spears, madre y venezolana de 29 años, el gobierno se mueve con paso silencioso para no hacer demasiado ruido, para no levantar polvareda ni llamar la atención del hecho notorio en todo esto: el resguardo ciudadano, es SU responsabilidad.
Pero un momento ¿No es eso evidente? ¿No es ABSURDO recalcar que el resguardo y vigilancia de la seguridad del ciudadano es responsabilidad del Gobierno? ¿No es un hecho evidente que todo gobierno debe velar no solo por proteger la vida de los ciudadanos a su cargo sino además asegurarse de proveer todos los medios para asegurar la seguridad? Sí, es evidente en cualquier país donde la ideología no sea una excusa. Sí, es evidente en cualquier país donde la política no es una manera de distorsionar el discurso natural y construir otro a partir del odio y la división. Así que en Venezuela, la cosa no es tan evidente ni tan directa. En Venezuela el estado nunca admitirá su deber y mucho menos su responsabilidad en la cifra roja que desborda la cultura, que golpea la normalidad, que destroza el cotidiano. En Venezuela, el gobierno tiene muchísimo más interés en ocultar la información, en disimularla bajo ideas rebumbantes e inutiles que en ofrecer una solución a un problema evidente: El Venezolano dejó de ser ciudadano y es una victima, una estadistica dentro de una parte de guerra diario que no se afronta, no se admita, no se soluciona.
Pruebas sobras: el discurso oficial permisivo e indolente, funcionarios que se refieren al delito con eufemismos, la censura del hecho, la necesidad de ocultar la realidad. Usted lo ve cuando el actual presidente Maduro, celebra palmas arriba una pancarta que anuncia “El Hampa con Maduro” o incluye en un desfile nacional un cuarteto de motociclistas malencarados como representación del ciudadano común. Usted lo ve cuando la titular del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información (MinCI) Delcy Rodriguez usa su cargo para someter al oprobio a lideres opositores pero anuncia el asesinato de una Venezolana en un comunicado blandengue y permisivo. Usted lo ve, a diario, cuando el gobierno insiste en priorizar la lucha de clases, el discurso socialista machado y retrógrado en lugar de medidas efectivas contra el país Violento, el país armado. Usted lo ve, en el silencio notorio del Gobierno con las cifras que se muestran, que se esgrimen, que reclaman. Los cientos de asesinatos y heridos, los cadaveres que llenan las Morgues, los deudos que derraman lágrimas anónimas. Pero eso, a este gobierno, no le interesa, no tiene valor. No tiene sentido, no tiene el peso de la historia que se construye a trozos de luchas huecas, de una revolución de pacotilla que anuncia la muerte en lugar de la vida.
Y aquí estamos, los deudos de siempre. Los Venezolanos estupefactos, llorando esta vez a una mujer que conocimos a través de las pantallas, que fue el simbolo de la Venezuela hermosa, de la Tierra de las oportunidades. Aquí estamos llorando la Muerte de Mónica Spears y de su esposo, en otro funeral de patria, en otra metáfora de este país que se nos cae a pedazos, que se desintegra en resignación. Esta es la Venezuela revolucionaria, la del luto sobre el luto, la del temor como bandera y la de la esperanza rota.
Esta es Venezuela.
Así estamos.
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