CLAUDIO J. SANDOVAL| EL UNIVERSAL
jueves 27 de marzo de 2014 12:00 AM
¿Es moralmente aceptable que alguien se haga el desentendido frente a la muerte, represión y encarcelamiento de seres humanos como medidas de retaliación política?
Este diálogo es una estafa
Una cosa es el diálogo necesario para negociar los términos de un armisticio o de un acuerdo de paz y otra el diálogo hipócrita y servil. Apoyo y promuevo el primero pero rechazo y denuncio contundentemente el segundo porque no es más que la paz de Versalles.
La paz de Versalles
Hago la analogía con la negociación que puso fin a la primera guerra mundial pero que, a su vez, determinó el inicio posterior del conflicto armado más sangriento que haya conocido la humanidad, la segunda guerra mundial.
Por si quedaban dudas de que la propuesta de diálogo de Maduro es chimba, la censura impuesta en la Organización de Estados Americanos (OEA) a la parlamentaría venezolana María Corina Machado (MCM) devela que el chavismo lo único que está promoviendo, cual lobo vestido de caperucita, son conversaciones que prolonguen su subsistencia en Miraflores, no así una salida beneficiosa para ambos sectores políticos.
En negociación de conflictos, el reconocimiento y beligerancia del adversario constituye el punto de partida de cualquier alternativa pacifista. En tal sentido, el chavismo acusa a MCM de ser uno de los líderes de las protestas disidentes pero la discrimina, cercenándole al sector político al que pertenece la libertad de expresar su versión de la historia en el ámbito internacional.
Si el gobierno mediante sus petro-tácticas cierra espacios de diálogo en el seno de la OEA, ¿puede esperarse que tenga una aptitud distinta a nivel interno, donde cuenta con mayor control y rango de acción política?
La paz de Versalles fue un rotundo fracaso porque no terminó con la guerra en Europa, la difirió del año 18 al 39, a través de un arreglo basado en la humillación del adversario, el cual alimentó el revanchismo y nacionalismo alemán.
Maduro, aprovechándose de su investidura presidencial, mantiene una estrategia de diálogo insultante y avasallante de su contraparte política. Ese tipo de paz no es viable y de implementarse no será duradera.
¿Por qué el gobierno quiere la paz de Versalles?
El chavismo necesita disminuir las tensiones internas en el seno de la Fuerza Armada antes que el asunto pase a mayores. En los últimos 15 años lo ha logrado a través de dos mecanismos fundamentales: promoviendo procesos electorales de todo tipo y de diálogo con la oposición. La estrategia tiene bastante sentido y efectividad para apaciguar a cualquier militar descontento, al fin y al cabo ¿no queda en duda la legitimidad política de un alzamiento militar en contra de poderes recién electos "democráticamente"? La ruta electoral también calma las aguas puesto que si los políticos opositores re-legitiman el sistema, resulta más complicado justificar una desobediencia cívico-militar.
A falta de elecciones inmediatas, hay que echar mano del diálogo, tanta veces invocado e irrespetado por ambos sectores políticos.
Al respecto, la experiencia de pacificación colectiva más emblemática que recuerde, ocurrió en el marco de la llamada mesa de negociación y acuerdos que, con la intermediación de la OEA, contuvo la violencia de las dos Venezuela en pugna política a comienzo de la década pasada.
La OEA se autoexcluyó y el chavismo salió perjudicado
La censura de MCM en esta organización hemisférica representa una derrota política para Maduro y para la propia OEA.
Mis razones son básicas: Cuando políticos disidentes han denunciado a sus gobiernos ante la Organización de Naciones Unidas o en la OEA, la actitud de tales gobiernos ha sido la de restarle importancia a sus adversarios políticos al no oponerse a que éstos expresen sus reclamos en un escenario de libre circulación de ideas y debate democrático. La aludida obstaculización por parte de la diplomacia roja, envía el mensaje contrario, es decir, el gobierno venezolano está siendo percibido con la imagen de censurador al tiempo que impulsa el liderazgo político de su contrincante ante su audiencia internacional.
Por su parte, la OEA sale por la puerta trasera en esta crisis, regalándole la mediación del conflicto a la Unasur, que continuará asumiendo el liderazgo y posicionamiento regional frente a los episodios políticos suramericanos.
La paz de Versalles no contendrá la violencia
A diferencia de coyunturas anteriores, hoy la oposición oficial no tiene liderazgo duro sobre todos los sectores civiles insubordinados. Los presos políticos, las destituciones de cargos, persecuciones de líderes de la MUD y el pacto que pudieran alcanzar los políticos tradicionales con el chavismo no apagarán, como no han apagado, todas las "candelitas". Ello demostrará que ambos sectores ya no representan el sentir de la mayoría del pueblo y que estaríamos ante el riesgo inminente de un estallido social que, incluso, podría pasarle por encima a estos dialogadores.
Este diálogo es una estafa
Una cosa es el diálogo necesario para negociar los términos de un armisticio o de un acuerdo de paz y otra el diálogo hipócrita y servil. Apoyo y promuevo el primero pero rechazo y denuncio contundentemente el segundo porque no es más que la paz de Versalles.
La paz de Versalles
Hago la analogía con la negociación que puso fin a la primera guerra mundial pero que, a su vez, determinó el inicio posterior del conflicto armado más sangriento que haya conocido la humanidad, la segunda guerra mundial.
Por si quedaban dudas de que la propuesta de diálogo de Maduro es chimba, la censura impuesta en la Organización de Estados Americanos (OEA) a la parlamentaría venezolana María Corina Machado (MCM) devela que el chavismo lo único que está promoviendo, cual lobo vestido de caperucita, son conversaciones que prolonguen su subsistencia en Miraflores, no así una salida beneficiosa para ambos sectores políticos.
En negociación de conflictos, el reconocimiento y beligerancia del adversario constituye el punto de partida de cualquier alternativa pacifista. En tal sentido, el chavismo acusa a MCM de ser uno de los líderes de las protestas disidentes pero la discrimina, cercenándole al sector político al que pertenece la libertad de expresar su versión de la historia en el ámbito internacional.
Si el gobierno mediante sus petro-tácticas cierra espacios de diálogo en el seno de la OEA, ¿puede esperarse que tenga una aptitud distinta a nivel interno, donde cuenta con mayor control y rango de acción política?
La paz de Versalles fue un rotundo fracaso porque no terminó con la guerra en Europa, la difirió del año 18 al 39, a través de un arreglo basado en la humillación del adversario, el cual alimentó el revanchismo y nacionalismo alemán.
Maduro, aprovechándose de su investidura presidencial, mantiene una estrategia de diálogo insultante y avasallante de su contraparte política. Ese tipo de paz no es viable y de implementarse no será duradera.
¿Por qué el gobierno quiere la paz de Versalles?
El chavismo necesita disminuir las tensiones internas en el seno de la Fuerza Armada antes que el asunto pase a mayores. En los últimos 15 años lo ha logrado a través de dos mecanismos fundamentales: promoviendo procesos electorales de todo tipo y de diálogo con la oposición. La estrategia tiene bastante sentido y efectividad para apaciguar a cualquier militar descontento, al fin y al cabo ¿no queda en duda la legitimidad política de un alzamiento militar en contra de poderes recién electos "democráticamente"? La ruta electoral también calma las aguas puesto que si los políticos opositores re-legitiman el sistema, resulta más complicado justificar una desobediencia cívico-militar.
A falta de elecciones inmediatas, hay que echar mano del diálogo, tanta veces invocado e irrespetado por ambos sectores políticos.
Al respecto, la experiencia de pacificación colectiva más emblemática que recuerde, ocurrió en el marco de la llamada mesa de negociación y acuerdos que, con la intermediación de la OEA, contuvo la violencia de las dos Venezuela en pugna política a comienzo de la década pasada.
La OEA se autoexcluyó y el chavismo salió perjudicado
La censura de MCM en esta organización hemisférica representa una derrota política para Maduro y para la propia OEA.
Mis razones son básicas: Cuando políticos disidentes han denunciado a sus gobiernos ante la Organización de Naciones Unidas o en la OEA, la actitud de tales gobiernos ha sido la de restarle importancia a sus adversarios políticos al no oponerse a que éstos expresen sus reclamos en un escenario de libre circulación de ideas y debate democrático. La aludida obstaculización por parte de la diplomacia roja, envía el mensaje contrario, es decir, el gobierno venezolano está siendo percibido con la imagen de censurador al tiempo que impulsa el liderazgo político de su contrincante ante su audiencia internacional.
Por su parte, la OEA sale por la puerta trasera en esta crisis, regalándole la mediación del conflicto a la Unasur, que continuará asumiendo el liderazgo y posicionamiento regional frente a los episodios políticos suramericanos.
La paz de Versalles no contendrá la violencia
A diferencia de coyunturas anteriores, hoy la oposición oficial no tiene liderazgo duro sobre todos los sectores civiles insubordinados. Los presos políticos, las destituciones de cargos, persecuciones de líderes de la MUD y el pacto que pudieran alcanzar los políticos tradicionales con el chavismo no apagarán, como no han apagado, todas las "candelitas". Ello demostrará que ambos sectores ya no representan el sentir de la mayoría del pueblo y que estaríamos ante el riesgo inminente de un estallido social que, incluso, podría pasarle por encima a estos dialogadores.
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