Anabella Abadí M.
0. Un modelo. Tras
centenares de expropiaciones, millones de hectáreas de terreno
intervenidas y múltiples controles sobre los procesos productivos, el
Gobierno Central comenzó a intervenir los siguientes eslabones de la
cadena de consumo, principalmente distribución y comercialización.El
modelo económico del Socialismo del Siglo XXI, emulando los socialismos
clásicos del siglo XX, prevé la planificación centralizada y el control
del aparato productivo nacional por parte del Gobierno Central. Y los
resultados han sido los esperados: creciente inflación y escasez.
Tal vez la primera gran intervención en este sentido fue la expropiación de la cadena de hipermercados Éxito
y la posterior compra de CADA –ahora Abastos Bicentenario– en enero de
2010. Y los resultados no fueron los prometidos: los medios han
registrado las ya conocidas largas colas
que caracterizan la entrada de los Abastos Bicentenarios. Incluso, en
enero de 2015 comenzaron a restringir sus ventas en función al terminal de las cédulas.
1. Una segunda ola de intervenciones. En noviembre de 2013 comienza la llamada Ofensiva Económica que durante su primer año incluyó centenares de intervenciones y fiscalizaciones, comenzando con el evento conocido como El Dakazo.
Esto bridó mayores controles al Gobierno Central en los eslabones de
comercialización, pero no se pudieron frenar los crecientes problemas de
inflación y escasez que, en última instancia, eran la finalidad de las
intervenciones.
El 21 de enero de 2014, durante su Mensaje Anual ante la Asamblea Nacional, el Presidente anunció que un día después comenzaría:
“la
ofensiva de revisión a las distribuidoras del país y los mayoristas.
¡Vamos a apretar la mano!, el que quiera trabajar bienvenido, pero el
que quiera sabotear vamos a apretar con la ley”.
Apenas cuatro días antes, el Presidente Maduro había ordenado:
“al vicepresidente,
al vicepresidente de Economía y al vicepresidente de Seguridad
Alimentaria, que citen a todos los distribuidores mayoristas del país,
uno por uno, y le hagamos firmar un ultimátum de respeto al pueblo de
Venezuela, de respeto a las leyes venezolanas, si no actuaré con todo el
peso de la ley y la Constitución. ¡Ya basta ya!”
El 27 de enero de 2014,
Farmatodo, Locatel y Farmahorro firmaron una carta de compromiso –el
“ultimátum” ordenado por Maduro– para garantizar el suministro de
medicinas y demás productos.
2. El caso de Farmatodo. Farmatodo
es una importante cadena de farmacias que cuenta con 167 sucursales a
nivel nacional y más de 7.000 empleados a nivel nacional que atienden a
2,5 millones de clientes semanalmente.
En octubre de 2014, la cadena Farmatodo comenzó a limitar la venta
de ciertos productos. Esto generó un revuelo en la opinión pública y no
resolvió el problema de raíz: no hay suficientes productos para
abastecer el mercado interno. Esto terminó traduciéndose en colas que,
si bien son consecuencia de la creciente escasez, el Gobierno Central y quienes apoyan su gestión insisten en ver como productos de la llamada “guerra económica”.
El sábado 30 de enero de 2015, Nicolás Maduro afirmó:
“tengo varios
conspiradores presos en el Sebin (…) le pedí a la Fiscalía que acelere
todos los cargos para que vaya bien presos, (…) esta cadena [Farmatodo]
se dedica a “sabotear”, de 10 cajeras, ponen 3 a trabajar y los tenían
era descargando un camión”.
Un día después, el Sundde abrió un procedimiento administrativo a Farmatodo
por incurrir en irregularidades en la atención a los clientes. Ernesto
Villegas, jefe civil del Estado Mayor de la Batalla Económica en
Caracas, precisó vía Twitter que “no se justifica que con gente en cola
hay cajas vacías y mucho menos operación morrocoy y maltrato al público”.
En respuesta, Farmatodo emitió un comunicado
afirmando que “la conducta de Farmatodo es conocida y transparente, por
lo que estamos permanentemente a disposición de las autoridades para
que fiscalicen nuestras operaciones”. Llama la atención que en el
comunicado se precisa que la cadena de farmacias estuvo sujeta a “más de
60 inspecciones” sólo en enero de 2015.
Aunque –en teoría– se descartó la posibilidad de intervenir o expropiar la red de Farmatodo, el Ministro de Planificación y Conocimiento, Ricardo Menéndez, declaró
“¿´Cuáles son los pasos que corresponden en función del despliegue de
una guerra como la que se ha venido desatando? Bueno, hay instituciones
desde el punto de vista del estado venezolano que toman las medidas,
toman los correctivos e inician los procesos legales”. Incluso, con la
orden de ocupar las tiendas Día Día en la madrugada del 3 de febrero de 2015 y detener a sus directivos, es innegable que Farmatodo se mantendrá bajo la lupa.
Vale destacar que estas fiscalizaciones y
ataques recientes están concentrados en el sector privado, aunque el
Abasto Bicentenario de Plaza Venezuela de Caracas fue multado por
generar colas al no habilitar todas sus cajas. Pero sus gerentes no
fueron llevados al Sebin y nunca fueron señalados como conspiradores.
3. Los controles y sus consecuencias. Las
acciones contra Farmatodo y Día Día son una precedente para 2015. El
Gobierno Central parece no tener en resolver el problema estructural de
la economía, que radica en la implementación de un modelo económico que
no promueve la inversión ni el crecimiento de la industria nacional no
petrolera.
Las colas son producto de los crecientes
niveles de escasez de bienes que, al igual que la inflación, es
producto de un modelo económico ineficiente. A su vez, la falta de
confianza en que el problema se resolverá en el corto plazo, ha
impulsado a la población a estar dispuestos a hacer más colas y comprar
más productos de lo usual, previendo el empeoramiento del
abastecimiento.
Para resolver el problema de las colas,
es necesario aumentar la oferta de bienes y servicios mediante el
impulso de la producción local, incrementando la confianza y mejorando
las condiciones del ambiente para la inversión en el país. Recordemos
que Venezuela ya es considerada como la octava economía menos atractiva para hacer negocios y la décimo cuarta economía menos competitiva del mundo.
No queda claro si esto terminará en una
posible intervención a Farmatodo. Pero lo que si queda claro es que el
Gobierno Central no parece tener intenciones de hacer las correcciones
necesarias en su política económica para reducir las distorsiones que
han deteriorado la economía venezolana.
Por ahora es previsible que –al menos en
el corto plazo– la inflación y escasez empeorarán. En última instancia,
más controles generarán cada vez peores resultados.
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