Carlos Blanco
Tres datos de encuestas: los ciudadanos están dispuestos a votar masivamente; lo harán por los candidatos de opositores (a pesar de las reservas, no les importan demasiado los nombres); y quieren que Nicolás Maduro se vaya pronto (es decir, antes de 2019).
La mayoría rechaza a Maduro. Quiere votar; pero, en general no para llevar a fulano o mengano a la Asamblea, ni para aprobar ésta o aquella ley. No. Quiere votar para que el régimen ahueque el ala. Los ciudadanos no parecen querer colaboración o convivencia sobre la base de la continuidad del régimen actual: quieren su reemplazo. Esta visión no implica el aplastamiento del chavismo o la idea de reproducir la exclusión que éste ejecuta; lo que se plantea es que bajo la prevalencia de valores y liderazgo democráticos, se construya un acuerdo nacional para la transición en marcha.
Se exige de la ruta electoral que responda dos preguntas: ¿hasta cuándo? ¿Cómo salimos de esto? Tal parece que la mayoría de los electores no ha comprado la tesis de deleitarse viendo cómo una potencial mayoría opositora legisla e integra comisiones parlamentarias. Más bien el ánimo del electorado es aprovechar cualquier resquicio, sea la protesta en la calle, el abucheo, las colas en los automercados o en las mesas electorales para eyectar a los que mandan.
En la Encuesta de IVAD (Agosto 2015) sobre los mecanismos constitucionales para resolver la situación actual, el 41.3% está porque “Nicolás Maduro renuncie de inmediato y se convoquen a nuevas elecciones”, el 26.8% está por “Esperar elecciones parlamentarias del 6 de diciembre para provocar los cambios desde la Asamblea Nacional”, mientras que sólo el 19.6% está de acuerdo con “Esperar hasta el 2019 y que Nicolás Maduro concluya su mandato presidencial”. En cuanto a la preferencia de voto para el 6-D, la oposición tiene el 57.9% y el gobierno apenas el 19.3%. Es bastante obvia la correlación entre votar por la oposición y querer que el régimen se vaya cuanto antes. Para el 68.3% “El Gobierno no es democrático y se está convirtiendo en una dictadura”, mientras que sólo para el 28.1% “El Gobierno si es democrático”.
En 2014 “la salida” planteó la tesis, hoy mayoritaria, del régimen como dictadura y la necesidad de la renuncia de Maduro. Esas tesis hoy gobiernan la ruta electoral. El 6-D puede ser el punto de inflexión, incluso mediante acuerdos con sectores del chavismo.
Es posible que ni el fraude en marcha ni la suspensión de las elecciones eviten lo que está inscrito en la voluntad nacional: la salida constitucional del régimen.
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