Editorial El Nacional
egún los especialistas en el tema, la hegemonía comunicacional que
desarrolla el gobierno madurista ya no tiene ni respeta fronteras. Se ha
regodeado en el ataque artero y cobarde debido a que se siente protegido porque
controla las esferas judiciales. La compra y la censura de los medios impresos
ha sido su afán primordial, pero no está conforme con la faena. Quiere más.
Ningún postigo para la circulación del oxígeno debe quedar abierto. En la
atmósfera venezolana solo deben predominar los aires oficiales, es decir, las
versiones de la realidad que convengan a la revolución.
No es tarea sencilla penetrar los espacios de los portales electrónicos
que ofrecen noticias e impresiones de todo tipo a través de la red. El control
de un ámbito como el Twitter, democrático en su esencia y capaz de difundir
cualquier tipo de opiniones y datos, verosímiles o estrambóticos, serios o
triviales, requiere de un meticuloso plan que no parece sencillo, a menos que
se plante en prohibiciones tajantes cuya imposición dañaría el prestigio ya
suficientemente deteriorado del régimen.
Los terrenos de otras áreas de contacto ciudadano, como Facebook,
parecen difíciles de penetrar y controlar por los laboratorios del régimen. Sin
embargo, el gobierno trata de no dejar títere con cabeza en un universo de
tecnología y libertad individual que no ha entrado en la horma de su bota militar.
¿Ha encontrado el camino? El gobierno ha dado un primer paso, que llama
a la preocupación colectiva. La demanda intentada por el presidente de la AN
contra El Nacional, Tal Cual y
La Patilla ahora va contra las propiedades en las cuales funcionan sus oficinas
y se guardan sus equipos, es decir, también contra formas diferentes a las
impresas a través de las cuales trasmiten noticias y artículos de opinión.
Si consideramos que órganos como Tal Cual y La Patilla
han orientado con énfasis su trabajo en la escala de los circuitos
electrónicos; y queEl Nacional ha multiplicado
considerablemente el número de las visitas en su página web, es evidente que el
ataque del régimen, por intermedio del presidente de la Asamblea Nacional, no
apunta a las tradicionales formas de hacer el trabajo periodístico sino hacia
los adelantos electrónicos de que se han valido los medios atacados para
establecer una conexión más cercana y habitual con sus usuarios.
Comunicólogos tan calificados como Antonio Pasquali y Marcelino Bisbal
vienen anunciado los intentos del gobierno y la cúpula militar para controlar
los contenidos que albergan las páginas web. Es la etapa obligada del dominio
oficialista que llevará a cabo el madurismo, han afirmado.
El cerco que ahora extiende la corrupta revolución bolivariana contra
tres medios que han desarrollado importantes plataformas de esa naturaleza
puede conducirlos a un inminente cierre por asfixia económica. Con ello se
confirman los negros y nefastos pronósticos de los comunicólogos: la hegemonía
comunicacional le muestra sus dientes a una nueva presa: los portales
digitales.
Vía El Nacional
Que pasa Margarita
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