César Miguel Rondón
Es tan absurdo lo que
ocurre en el país, que uno a veces quisiera más bien dejar de un lado tanta
noticia banal y circunstancial para ocuparse de cosas más serias, más
importantes. Por ejemplo, el presidente Maduro firma ayer en el CNE un
documento y dice que esa firma no es parte de una campaña electoral sino de un
compromiso. Pero acto seguido, tras la firma, sale ante una multitud en la
plaza Caracas acompañado de la primera combatiente, y allí da una arenga en lo
que a las claras es un acto proselitista, una imagen típica de una campaña
electoral tradicional. A todas estas, según reza el titular del diario Vea:
“Maduro ordena un plan antigolpe”. Vive en eso, de verdad vive en eso. Y, para
remate, la cita insólita que ha destacado el portal Contrapunto.com donde dice:
“Maduro: si se prende el peo yo también salgo a la calle a defender la
revolución”. ¿Qué es esto? ¿Qué es lo que tiene el presidente en la cabeza?
Por otra parte
tenemos que la fiscal Luisa Ortega Díaz, al responder por el caso del fiscal
Nieves, afirma que a este lo destituyen por abandono del lugar de trabajo y que
todo lo demás son puras mentiras, que el fiscal cedió a presiones
internacionales. Pero ni una palabra sobre lo medular que denunció el fiscal
Nieves. Es, ciertamente, un asunto cloacal lo que está por delante, pero alguna
palabra debería haber dicho que esclareciera el asunto. La fiscal general
desperdició una magnífica oportunidad para exponerle al país sus razones y
pareceres. ¿O es que el país no merece explicaciones?
Pero más allá de este
sainete, sin duda soez y escatológico, ¿qué nos espera a los venezolanos?
Piense usted en la Navidad. En primera página de El Nacional se
lee: “Comerciantes paralizan las importaciones con dólar paralelo. Como el
gobierno no les permite utilizar la divisa libre como valor de referencia para
calcular los precios de venta, decidieron suspender las compras que habían
gestionado para la época de Navidad”.
Se sabe que el
referente real de la economía es el dólar paralelo, sea este real o no, bien
calculado o no, ese es el verdadero referente. Como es el único dólar al que de
alguna manera se tiene acceso, pues ese es el que utiliza el comerciante para
sus cálculos. Pero el gobierno, que ha jurado pulverizar el dólar paralelo
desde al año pasado, pero que en realidad ha terminado pulverizado él, ahora
decide que ese paralelo no vale para ninguna compra, ni para ningún balance, ni
para ninguna justificación de gastos. ¿Qué ocurrirá entonces? Que sencillamente
habrá menos productos en el mercado. Eso es lo que nos espera: mucha más
escasez de la que ya tenemos.
“Las compras en el
exterior caerán en 32% y 41% este año –dice El Nacional–. Este año
los comerciantes solo tuvieron acceso a dos subastas del Sicad, que no han sido
liquidadas en su totalidad. La fuerte escasez de dólares oficiales obligó a
casi todo el sector comercial a volcarse al dólar libre, la única opción para
mantenerse en el mercado y satisfacer las necesidades de los clientes. Los que
más pierden son los consumidores porque se acentuará la escasez y cerrarán
comercios. Descartan que el gobierno tenga logística y capacidad para controlar
la distribución de mercancías”.
Así las cosas.
Mientras usted sigue en colas, en la penuria de encontrar este o tal otro
producto, este o tal otro medicamento, el gobierno llora por un eventual golpe
que nunca llegó. Y amenaza con esa palabrita de tres letras que, por lo visto,
es lo que asusta al presidente.
Vía El Nacional
Que pasa Margarita
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