THAYS PEÑALVER | EL UNIVERSAL
jueves 8 de diciembre de 2011 12:00 AM
Uno de mis recuerdos maravillosos de niña era despertar el domingo con el aroma del café y un buen desayuno, en los que mi padre y yo teníamos un ritual. Él y yo íbamos juntos a la puerta y al abrirla, nos encontrábamos ya con la calle a unos pocos metros, separados de una endeble puerta de madera y recogíamos los litros de leche, jugo y el pan que nos dejaban muy temprano junto con El Universal. Mi padre me llevaba a la mesa y continuábamos cuando él me daba el suplemento dominical y se reservaba el resto.
Reconozco que como buena niña ojeaba de un tirón la primera página que contenía a Dick Tracy porque no me gustaba, pero solo para no dejar de estar al día por mis amigos con los que me reuniría en breve. Corría más de la mitad de los 70, el dictador se había marchado 20 años atrás y aún no habían rejas que nos separaran de la dignidad, los niños hacíamos vida como en todos los países decentes del mundo, en los portales de sus casas o en la calle, y es que en democracia y no en dictadura, también pasamos más de 20 años con las puertas abiertas de par en par. Leíamos el suplemento en un país cuya economía estaba entre las más prósperas del planeta, el dólar valía 4,30; en Nueva York se daba la hora de Caracas, y nadie sabía que ya en aquella época, Hugo Chávez Frías comenzaba a conspirar para acabar con una democracia que estaba dando sus primeros pasos, pero que para él "ya estaba podrida" (Blanco Muñoz 98).
Si bien el "iluminado de Sabaneta" hoy puede tratar de engañar a un par de incautos con que es el salvador de un proceso que se descompuso, la verdad es que en el momento en el que comenzó a conspirar, no había nada corrompido. Conspiró para acabar con la democracia junto con no pocos intelectuales, militares, empresarios, y algunos periodistas y dueños de medios que poco a poco iban dándole duro a los cimientos de la democracia y todos lo podrán negar mil veces, pero eran comunistas encubiertos y lacayos de la URSS. Próceres que hoy muchos tienen que saludar por obligación, aun siendo los verdaderos responsables de que perdiéramos a Venezuela y que hoy visten un conveniente traje de "demócratas".
Pero este artículo no trata sobre ese montón de don nadies, sino del futuro que se nos viene encima. Es como Dick Tracy, al que leía para estar al día con mis amigos varones, quienes fantaseaban con los relojes de juguete del héroe que tenían pantalla donde podían verse y hablar, inconscientes de que en apenas tres décadas ese reloj sería presentado en Japón y en cuatro una realidad con la nueva tecnología de celulares. En apenas tres décadas más en el 2040 ¿que creen que la tecnología nos depare?, Henrique o Leopoldo por hablar de los más jóvenes, serán unos viejitos y el ser humano habrá traspasado la barrera de los 90 años como algo normal en expectativa de vida, ya podrá ser trasplantado todo el ser humano de cuerpo y los jóvenes habrán esperado que murieran los carcamanes para utilizar el código genético y asegurar que los seres humanos vivan hasta los 110 años.
¿Qué le espera adicionalmente a Venezuela? Los expertos sostienen que "La edad de piedra no se acabó porque nos quedáramos cortos de piedras". Lo mismo pasó con la edad de los metales. "El ser humano no dejó de usar la madera para calentarse porque se le acabaron los árboles". El petróleo abundará como la madera, las piedras y los metales, pero lo dejaremos de usar. En el 2040 no se acabará el petróleo, se prevé que terminará la "Edad del petróleo" y quienes lo pronostican no son científicos, sino la Shell, la Conoco y la Exxon. Actuemos en consecuencia, salgamos de la OPEP o construyamos una más justa, vamos a producir masivamente y el excedente anual ya no lo sembremos, urge un plan de liberación petrolera y un plan de transformación industrial, que no está sobre el tapete de debates, porque si no lo hacemos, el 2040 será el último año de Venezuela.
Reconozco que como buena niña ojeaba de un tirón la primera página que contenía a Dick Tracy porque no me gustaba, pero solo para no dejar de estar al día por mis amigos con los que me reuniría en breve. Corría más de la mitad de los 70, el dictador se había marchado 20 años atrás y aún no habían rejas que nos separaran de la dignidad, los niños hacíamos vida como en todos los países decentes del mundo, en los portales de sus casas o en la calle, y es que en democracia y no en dictadura, también pasamos más de 20 años con las puertas abiertas de par en par. Leíamos el suplemento en un país cuya economía estaba entre las más prósperas del planeta, el dólar valía 4,30; en Nueva York se daba la hora de Caracas, y nadie sabía que ya en aquella época, Hugo Chávez Frías comenzaba a conspirar para acabar con una democracia que estaba dando sus primeros pasos, pero que para él "ya estaba podrida" (Blanco Muñoz 98).
Si bien el "iluminado de Sabaneta" hoy puede tratar de engañar a un par de incautos con que es el salvador de un proceso que se descompuso, la verdad es que en el momento en el que comenzó a conspirar, no había nada corrompido. Conspiró para acabar con la democracia junto con no pocos intelectuales, militares, empresarios, y algunos periodistas y dueños de medios que poco a poco iban dándole duro a los cimientos de la democracia y todos lo podrán negar mil veces, pero eran comunistas encubiertos y lacayos de la URSS. Próceres que hoy muchos tienen que saludar por obligación, aun siendo los verdaderos responsables de que perdiéramos a Venezuela y que hoy visten un conveniente traje de "demócratas".
Pero este artículo no trata sobre ese montón de don nadies, sino del futuro que se nos viene encima. Es como Dick Tracy, al que leía para estar al día con mis amigos varones, quienes fantaseaban con los relojes de juguete del héroe que tenían pantalla donde podían verse y hablar, inconscientes de que en apenas tres décadas ese reloj sería presentado en Japón y en cuatro una realidad con la nueva tecnología de celulares. En apenas tres décadas más en el 2040 ¿que creen que la tecnología nos depare?, Henrique o Leopoldo por hablar de los más jóvenes, serán unos viejitos y el ser humano habrá traspasado la barrera de los 90 años como algo normal en expectativa de vida, ya podrá ser trasplantado todo el ser humano de cuerpo y los jóvenes habrán esperado que murieran los carcamanes para utilizar el código genético y asegurar que los seres humanos vivan hasta los 110 años.
¿Qué le espera adicionalmente a Venezuela? Los expertos sostienen que "La edad de piedra no se acabó porque nos quedáramos cortos de piedras". Lo mismo pasó con la edad de los metales. "El ser humano no dejó de usar la madera para calentarse porque se le acabaron los árboles". El petróleo abundará como la madera, las piedras y los metales, pero lo dejaremos de usar. En el 2040 no se acabará el petróleo, se prevé que terminará la "Edad del petróleo" y quienes lo pronostican no son científicos, sino la Shell, la Conoco y la Exxon. Actuemos en consecuencia, salgamos de la OPEP o construyamos una más justa, vamos a producir masivamente y el excedente anual ya no lo sembremos, urge un plan de liberación petrolera y un plan de transformación industrial, que no está sobre el tapete de debates, porque si no lo hacemos, el 2040 será el último año de Venezuela.
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