Saturday, July 7, 2012

La valentía tiene rostro de mujer

En: http://www.eluniversal.com/opinion/120707/la-valentia-tiene-rostro-de-mujer

JORGE CAJÍAS |  EL UNIVERSAL
sábado 7 de julio de 2012  04:18 PM
La operación comando había sido ordenada en la última reunión de los viernes que se realiza cerca de Miraflores, donde el poder ejecutor se da cita en forma continua. Desde allí se le informó al director de la policía política su próxima misión: "entrompar" la residencia de Ana María Abreu, hermana política de Rocío San Miguel.

Más de quinientos policías se distribuyeron a lo largo y ancho de las calles adyacentes de la casa de Ana María y al unísono perpetraron, sin órdenes emanadas por un juez, su residencia, donde en forma violenta arrollaron a los presentes incluyendo a una señora de setenta años. Repartiendo empellones e improperios policías vestidos color zamuro, se apropiaron de todo cuanto aparato de informática estuviera presente, al tiempo que desordenaban y retenían en forma agresiva a la galena en una habitación. El despliegue de armas largas y cortas por los asaltantes era proporcional al que se emplea en una guerra.

Quien dirigía la operación dio la orden de retener a prudente distancia a la propia Rocío, impidiéndole actuar como abogada de su propia cuñada. Nadie quiso escuchar razones y se impusieron las voces autoritarias de quienes están acostumbrados a emplear las leyes en letrinas nauseabundas de cuarteles de policías.

A empujones sacaron a Ana María en caravana de más de veinte carros, tronando sirenas e insultos a desprevenidos peatones y conductores, para finalmente llegar a la sede del Sebin en Plaza Venezuela, donde sin mediar palabras, tiraron a la doctora en un calabozo a la espera de la siguiente vejación. Después de cumplirse mas de las 48 horas que establece el COPP, la presentaron en tribunales amañados y acostumbrados a gritar en coro "¡Uh, Ah, Chávez no se va!", y la imputaron de atentar contra la "seguridad y defensa" del Estado venezolano.

Luego de un nuevo "ruleteo" y amenazas a la doctora Abreu, la depositaron en el Helicoide, donde la sometieron a las mismas torturas de la oscuridad e incomunicación que conoce desde hace más de ocho años Iván Simonovis.

Sola, en medio de semejante situación que le cambió en segundos su paradigmático trabajo de médico durante doce años en el Palacio Blanco, justo frente a Miraflores, Ana María se preguntaba sobre el valor de las acusaciones en contra de ella. Era obvio que cada una solo buscaba amedrentar y quebrar la postura de permanente denuncia que tiene Rocío San Miguel, y que al mejor estilo de las mafias neoyorquinas, la encarcelaban a ella para ablandar a su cuñada.

Con la moral que da saberse inocente, se imaginó el aspecto que tendría su precaria existencia en donde no había podido bañarse, cambiarse de ropas y comer algo digno de llamarse alimento. Pensó en el desfile de cubanos, iraníes, rusos, chinos y bielorrusos que sus ojos habían contemplado entrar y salir de Miraflores a lo largo de todos estos años, como prueba irrefutable de que son otros los que han entregado a Venezuela. Ana María se acomodó en un rincón del catre que le dieron por cama y con la fortaleza que siempre han tenido las mujeres venezolanas, se enjuagó las lágrimas y decidió resistir ante el secuestro de quienes desgobiernan al país, reafirmando de esta forma que la valentía en Venezuela tiene rostro de mujer.

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