Sunday, February 10, 2013

Causa

En: http://www.eluniversal.com/opinion/130210/causa

GUSTAVO LINARES BENZO |  EL UNIVERSAL
domingo 10 de febrero de 2013  12:00 AM
Cuando algo está muy mal deben buscarse las causas. Alivio de los síntomas, medicina del dolor, refuerzos sicológicos, son buenos y necesarios, pero mientras la causa permanezca, volverán los síntomas y los desenlaces más o menos fatales. Volvimos a ser conquistados, pero esta vez nosotros, los aborígenes, no lanzamos una flecha. Y el conquistador no es la nación más poderosa del planeta, como era España hace quinientos años, sino la cuna del mambo y de Álvarez Guédez y poco más.

Hay muchas causas pero una principal, el desenfrenado uso de la riqueza petrolera para fabricar un dios nacional, para promover un culto a la personalidad jamás visto en estas latitudes, sólo comparable al estilo oriental, chino y japonés, alrededor del Emperador o de Mao. Porque creada la divinidad, todo depende de ella, como es lógico: el dios está enfermo, pues, y todo enferma con él.

¿Cómo hacer para que más nunca haya otro dios nacional? Sin duda, revertir un proceso cultural perverso que está alcanzando cotas increíbles estos días, nada menos promoviendo el amor al poder, el amor al líder, el sentimiento totalitario por excelencia. Cuando el Estado mata al protagonista de 1984, su último pensamiento es que "amaba al Big Brother", al líder.

Pero ese proceso civilizatorio tardará muchos años. Acabar con la reelección presidencial es quizás el acto más eficaz para que nunca más se coloque al poder en un altar. El nuevo Chávez, el primer velo que quitó de su rostro luego de las elecciones de 1998, fue su propósito de estar "hasta el 2021", es decir, romper el límite temporal del período constitucional y fijar en el imaginario que nunca saldría de Miraflores. Así dejó de ser Presidente y se volvió monarca, acabando con el ingrediente principal de la democracia constitucional: la alternabilidad. La enmienda de la reelección indefinida fue sólo la formalización de esta nueva relación con el poder.

Volver a enmendar la Constitución, pero al revés. No más reelección, un solo período más largo, siete u ocho años, para no estar en desventaja con los países vecinos y lograr equilibrio entre alternabilidad y estabilidad, entre libertad y la fuerza necesaria en el Estado para defendernos de los demás países e imponer a la vez nuestros intereses. Si hubiera que escoger una, esta es la causa de nuestros males, la reelección.

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