LUIS JOSÉ SEMPRUM| EL UNIVERSAL
miércoles 7 de agosto de 2013 12:00 AM
La nacionalidad de Nicolás es un problema de seguridad de Estado. Este asunto sobrepasó las diferencias políticas internas y viene a ser la afrenta más humillante que nos han proferido los hermanos Castro.
Los cubanos no se conforman con gobernarnos y robar nuestros recursos, sino que ahora tienen el descaro de imponernos a un virrey extranjero.
Sobre la nacionalidad de Maduro no sólo existen indicios de que nació en Cúcuta, sino que sus antecedentes familiares parecen indicar que, de hecho, es colombiano.
El régimen castro-comunista sabe la verdad sobre los orígenes de Nicolás y usa esa información para controlarlo aún más. Si no cómo explicar que Maduro se atreva a decir ante las cámaras de televisión que las banderas de Cuba y Venezuela son una sola (http://to.ly/mFpC ).
Esto debería ser inconcebible para los propios afectos al régimen, que no conformes con entregarles la patria a los cubanos, ahora se arrodillan directamente ante un presidente extranjero para recibir órdenes.
Si entre los seguidores del PSUV queda algo de decencia y dignidad, deberían activar los mecanismos constitucionales para deponer al extranjero que usurpa la presidencia; de lo contrario, incurrirían en un crimen de lesa patria.
Por otro lado, para la dirigencia opositora, este tema constituye la mejor oportunidad para demostrar su compromiso con el país, porque bajo tales circunstancias es una obligación exigirle a la Fuerza Armada Nacional que haga cumplir la Constitución y defienda la soberanía; lo contrario representa una cobardía.
A nosotros, los integrantes de la sociedad civil, nos toca continuar nuestra lucha por la recuperación de la dignidad nacional, y seguir siendo el bastión de los principios y valores que en un pasado no muy lejano caracterizaron a Venezuela.
Los cubanos no se conforman con gobernarnos y robar nuestros recursos, sino que ahora tienen el descaro de imponernos a un virrey extranjero.
Sobre la nacionalidad de Maduro no sólo existen indicios de que nació en Cúcuta, sino que sus antecedentes familiares parecen indicar que, de hecho, es colombiano.
El régimen castro-comunista sabe la verdad sobre los orígenes de Nicolás y usa esa información para controlarlo aún más. Si no cómo explicar que Maduro se atreva a decir ante las cámaras de televisión que las banderas de Cuba y Venezuela son una sola (http://to.ly/mFpC ).
Esto debería ser inconcebible para los propios afectos al régimen, que no conformes con entregarles la patria a los cubanos, ahora se arrodillan directamente ante un presidente extranjero para recibir órdenes.
Si entre los seguidores del PSUV queda algo de decencia y dignidad, deberían activar los mecanismos constitucionales para deponer al extranjero que usurpa la presidencia; de lo contrario, incurrirían en un crimen de lesa patria.
Por otro lado, para la dirigencia opositora, este tema constituye la mejor oportunidad para demostrar su compromiso con el país, porque bajo tales circunstancias es una obligación exigirle a la Fuerza Armada Nacional que haga cumplir la Constitución y defienda la soberanía; lo contrario representa una cobardía.
A nosotros, los integrantes de la sociedad civil, nos toca continuar nuestra lucha por la recuperación de la dignidad nacional, y seguir siendo el bastión de los principios y valores que en un pasado no muy lejano caracterizaron a Venezuela.
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