LUIS BELTRÁN GUERRA G.| EL UNIVERSAL
jueves 3 de abril de 2014 12:00 AM
En Venezuela con una Constitución escrita y otra que la viola tejida diariamente en los rincones del poder, se ha generado la rebelión de un pueblo que salió con indignación a la trinchera de la calle, el lugar históricamente indicado para rescatar la libertad. Lo hizo al darse cuenta que las reconciliaciones políticas dialogadas son solo posibles con los regímenes democráticos o sensatos.
En rigor no deja de ser un proceso atípico, pues lo conduce el propio pueblo. A él se ha sumado la dirigencia, pues la gente la ha colocado, como al Gobierno, en una situación embarazosa.
Un episodio de desmoronamiento social nos condujo a una presunta democracia protagónica, sin prever que escogíamos mecenas para la negación democrática. Manifestaciones anarquizantes del segmento político y su arrinconamiento fueron determinantes en el error, por lo que deberíamos aprender una vez rescatada la patria de la debacle sufrida.
La rebelión es un derecho natural para el desconocimiento de regímenes que teniendo origen democrático pasan a ser ilegítimos durante su ejercicio (Bix, Natural Law Theory). Conlleva incita la bandera de que más se justifican días de sacrificio que vivir bajo el totalitarismo y el oprobio. Ningún gobernante puede desconocerlo.
El pueblo nos enseña otra lección, como la del 23 de enero de l958 y el 11 de abril del 2002. Parece estar cerca en el 2014 el momento de que ejerzamos la soberanía que nos es inherente para restablecer la democracia. Stephane Hessel inspira a los estudiantes, quienes han levantado su voz contra el totalitarismo y sin marcha atrás. Un nuevo pacto social se impone. El de 1999 ya no existe, siendo imposible rescatarlo, pues el propio régimen lo convirtió en una Constitución inexistente y en desuso
En rigor no deja de ser un proceso atípico, pues lo conduce el propio pueblo. A él se ha sumado la dirigencia, pues la gente la ha colocado, como al Gobierno, en una situación embarazosa.
Un episodio de desmoronamiento social nos condujo a una presunta democracia protagónica, sin prever que escogíamos mecenas para la negación democrática. Manifestaciones anarquizantes del segmento político y su arrinconamiento fueron determinantes en el error, por lo que deberíamos aprender una vez rescatada la patria de la debacle sufrida.
La rebelión es un derecho natural para el desconocimiento de regímenes que teniendo origen democrático pasan a ser ilegítimos durante su ejercicio (Bix, Natural Law Theory). Conlleva incita la bandera de que más se justifican días de sacrificio que vivir bajo el totalitarismo y el oprobio. Ningún gobernante puede desconocerlo.
El pueblo nos enseña otra lección, como la del 23 de enero de l958 y el 11 de abril del 2002. Parece estar cerca en el 2014 el momento de que ejerzamos la soberanía que nos es inherente para restablecer la democracia. Stephane Hessel inspira a los estudiantes, quienes han levantado su voz contra el totalitarismo y sin marcha atrás. Un nuevo pacto social se impone. El de 1999 ya no existe, siendo imposible rescatarlo, pues el propio régimen lo convirtió en una Constitución inexistente y en desuso
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