En: http://www.lapatilla.com/site/2015/03/07/gustavo-azocar-alcala-carta-a-ernesto-samper-pizano/
Estimado Sr. Samper:
El pasado viernes 6 de marzo, los cancilleres de Unasur estuvieron en
Caracas, Venezuela, celebrando una reunión con Nicolás Maduro y otros
actores políticos gubernamentales, reunión a la cual, por cierto, no fue
invitada la Mesa de la Unidad Democrática, ni ninguna otra organización
no afecta al gobierno.
Se supone, señor Samper, que la Unasur vino a Venezuela para conocer
in situ la magnitud de la crisis política que vive Venezuela desde hace
poco más de un año, sobre todo después de las protestas universitarias
que se iniciaron en San Cristóbal, estado Táchira, el 4 de febrero de
2014 y que se han extendido por todo el país. Al menos eso fue lo que
ingenuamente creíamos una gran cantidad de venezolanos.
Pero luego de ver lo acontecido este viernes 6 de marzo, donde los
cancilleres de Unasur sólo se limitaron a reunirse con el gobierno, y a
no prestarle atención a los sectores democráticos del país, como por
ejemplo a la MUD y a los estudiantes universitarios, nos queda un poco
más claro, que los verdaderos intereses de Unasur no son precisamente
ayudar a resolver la grave crisis política que vive Venezuela, sino más
bien tratar de lanzar un salvavidas a Nicolás Maduro, quien como ya se
sabe, apenas cuenta con el 20 por ciento de aceptación popular, y quien
se ha convertido, en apenas 2 años, en el peor presidente en toda la
historia democrática venezolana.
Señor Samper: entiendo que su designación como Secretario General de
Unasur, fue producto de un acuerdo entre los presidentes Juan Manuel
Santos, Rafael Correa y Nicolás Maduro. Y entiendo también que quizás,
para no perder ese jugoso cambur que usted tiene ahora, y que le permite
ganar un buen sueldo en dólares y viajar por toda América Latina con
gastos pagos, usted no quiere meterse en problemas con Maduro, quien muy
probablemente, a través de Petróleos de Venezuela, es el encargado de
poner el cheque para que usted pueda cobrar su quince y último.
Señor Samper: a mi particularmente no se me olvida la historia del
proceso 8 mil, un juicio incoado contra usted en Colombia, por la
presunta financiación de su campaña presidencial con dineros del
narcotráfico. Tampoco se me olvida el testimonio de Santiago Medina, ex
tesorero de su campaña electoral, y de Fernando Botero Zea, uno de sus
principales colaboradores, hijo de Fernando Botero, uno de los
escultores más famosos de Colombia y del mundo entero, quienes
confesaron, tiempo después, que ciertamente, hubo dinero sucio, de la
droga, en su campaña electoral del año 1990.
Es cierto que usted salió bien librado del juicio político que se le
hizo en el Congreso, gracias a las artimañas y dudosos manejos, que hizo
especialmente para usted, el ex ministro y ex candidato Horacio Serpa, a
quien todo el mundo le otorgó el mérito de haberlo sacado a usted de la
olla donde ya lo tenían montado, para enviarlo directo a la Cárcel de
La Picota.
Señor Samper: al menos para mí, no es casual, que un gobierno como el
de Maduro, considerado como cómplice del narcotráfico internacional,
donde hay generales, gobernadores y ministros, acusados de ser los
principales capos de la droga a nivel continental, haya apoyado la
postulación de un ex presidente acusado de narcotráfico, para ocupar la
Secretaría General de la Unasur, y sea ese ex presidente quien pretenda
liderar el “diálogo” entre gobierno y oposición.
Si yo fuera miembro de la Mesa de la Unidad, jamás me sentaría a
conversar y mucho menos a dialogar con usted. Usted podrá ser jefe de la
Unasur, y podrá haber sido Presidente de Colombia, pero sus
credenciales, y su pasado de misteriosas y extrañas relaciones con
narcotraficantes, que metieron dinero en su campaña, hacen que yo no
tenga mucha confianza en sus buenos oficios.
Para que los venezolanos podamos tener un poco de confianza en
Unasur, y para que podamos aceptar su mediación, usted tendría primero
que explicarnos con mucho detalle el asunto de la financiación con
dineros del narcotráfico de su campaña electoral y también las razones
por las cuales el gobierno de Estados Unidos le quitó la visa americana,
lo cual le impide a usted poner un pie en ese país.
Señor Samper: los venezolanos no necesitamos la mediación de un ex
presidente acusado de tener vínculos con el narcotráfico para que nos
ayude a resolver nuestros problemas. Acepar su mediación, equivale a
sentarnos en la misma mesa a dialogar con Walid Mackled o con el Chapo
Guzmán.
La crisis política que vive Venezuela requiere de un diálogo sincero,
claro, transparente y con reglas claras. Y de un mediador que no tenga
cuentas pendientes con la justicia. Tengo la leve impresión de que ese
no es su caso. Se ha preguntado usted, por ejemplo, ¿por qué Juan Manuel
Santos no lo nombró como mediador en el diálogo que se lleva a cabo en
La Habana entre las FARC y el gobierno colombiano?
La MUD debe dejar claro que está dispuesta a dialogar con Maduro,
siempre y cuando se cumplan al menos dos condiciones: 1) la inmediata
liberación de todos los presos políticos venezolanos y 2) la designación
de un mediador que no tenga las narcocredenciales de Ernesto Samper.
SC 7 de marzo de 2015
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