POMPEYO
MÁRQUEZ
No es
fácil tener coherencia en política. Por ejemplo, cuando Maduro enseña el librito
azul de la Constitución, no se da cuenta del ridículo en que cae, pues su
gobierno nada tiene que ver con la Carta Magna. Esta dice que Venezuela es un
país democrático para siempre y el gobierno del sucesor se desvincula de lo que
está establecido en ella. Este gobierno es simple y llanamente una dictadura
militar, negadora de los derechos humanos, represiva, torturadora, asesina;
todo ello lo condena la Constitución que el régimen tiró al cesto de la basura,
como muy bien presentó Zapata en una de sus geniales estampas gráficas.
Si el
régimen es una dictadura militar-civil con las características que dijimos
antes, lo que indica la coherencia política es pedir su sustitución. Dele por
donde le dé, así de simple, hay que cambiar de gobierno y de régimen. Hemos
dicho que ese cambio debe hacerse en el marco legal, pero no sabemos cómo va a
reaccionar Maduro si pierde las elecciones parlamentarias, como pronostican los
más diversos encuestadores.
Nosotros
queremos un cambio pacífico, e incluso hemos hablado de un gobierno de
transición. Algunos se preguntan cómo se come eso cuando el general Raúl
Salazar, el padre Luis Ugalde y la Conferencia Episcopal abordan ese tema.
Vamos a dar un ejemplo histórico. Cuando la dictadura de Pérez Jiménez, ninguno
previó la forma como se efectuó la transición, pero en la mente de quienes
integraron la unidad nacional había un objetivo claro: salir del dictador, y en
la coyuntura se dieron las condiciones para el cambio de régimen.
Sin
imitar el pasado, el objetivo debe ser claro. La más amplia unidad nacional
exige la victoria parlamentaria y en cualquier circunstancia la salida de
Maduro. No sé si simplifico la situación, la esquematizo, pero en todo caso así
veo el panorama, el estado de cosas es muy complicado y es difícil tener la
completa razón. Yo no la asumo para mí ni estoy dictando cátedra, lo que hago
es exponer un punto de vista donde la unidad, el cambio pacífico y
constitucional juegan un papel fundamental; pero para ser coherente con el
discurso al analizar al gobierno y al régimen, lo coherente es pedir su
sustitución. Eso no tiene nada de golpismo, es una perspectiva que se le abre
al país que no es otra que la democracia y la República civil. Esto lleva
implícito unir al país, mensaje en el cual insisto en todos mis comentarios.
Vía Últimas Noticias
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