Sunday, August 16, 2015

El Yuan: Su pasado, presente y futuro

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China se encuentra en transición y aspira incrementar el uso del Yuan a nivel mundial

China ha sido la mayor fuente de discusión de los últimos días. A inicios de la semana pasada, el gobierno chino permitió que su moneda se depreciara 1,9% en un solo día. Esta caída es la mayor registrada para la moneda asiática desde 1994. La medida tomó a los mercados por sorpresa y las bolsas reaccionaron cayendo. Más aún, los días siguientes no frenaron este descenso, sino que continuaron el desplome cambiario del Yuan.

Para entender por qué esto es importante y qué impacto tendrá sobre América Latina, debemos revisar la situación previa a la medida, los cambios implementados, sus posibles consecuencias y la sensibilidad de cada país latinoamericano ante los efectos macroeconómicos que pueda traer.

Lo primero que debe saberse sobre el mercado cambiario para el Yuan, es que se encuentra intervenido y es manipulado de forma importante por su gobierno. El gobierno fija un valor de referencia y los participantes del mercado tienen permitido intercambiar en un rango de 2% por encima o debajo de este valor.

Dicho esto, China se encuentra en un período de transición: desea incrementar el uso del Yuan en el comercio global y asentarlo como moneda de reserva, incluso apuntando a entrar en la canasta de monedas que el Fondo Monetario Internacional (FMI) utiliza como base para sus Derechos Especiales de Giro (unidad de reserva y contabilidad del FMI). Estos objetivos están en conflicto con la excesiva intervención, ya que el FMI requiere que los integrantes de esta cesta sean libremente convertibles y su valor sea determinado por el mercado. Además, rara vez una moneda controlada se logra imponer en el mercado internacional.

La solución china es el gradualismo; el gobierno busca liberalizar su sistema cambiario, pero trata de hacerlo de forma pausada y bajo control. Comenzó esta transición permitiendo el libre intercambio de Yuanes en el mercado de Hong Kong a partir de 2004, dando libertad en la isla, pero manteniendo un control férreo sobre el cambio continental mediante el sistema de flotación con bandas estrechas.

La causa de la reciente devaluación fue el anuncio del gobierno chino de que establecería la referencia del tipo de cambio (paridad central) usando el precio de cierre del día anterior como punto de partida. Esto representa un paso significativo hacia la liberalización del Yuan. Sin embargo, el cambio ha sido interpretado por algunos participantes del mercado como una excusa para devaluar la moneda, ayudando a los exportadores de su país.

Entre principios de 2011 y comienzos de agosto, el Yuan había manteniendo una tendencia constante a la apreciación, fortaleciéndose en contra del dólar en 6% durante el período, 6% contra el Yen japonés y 9% contra el Won coreano, quienes son los principales socios comerciales de China. Incluso si nos restringimos al último año, podemos notar que el Yuan se ha fortalecido, mientras el Yen y Won se han depreciado.

Una moneda fuerte perjudica las exportaciones y, en el contexto de un temor global al enfriamiento chino, agravado por el colapso de la bolsa de Shanghái, es posible que su gobierno haya decidido ayudar a sus productores depreciando el tipo de cambio. Entre el 10 y 13 de agosto han permitido una depreciación que supera 3%, lo cual resulta altamente significativo.

A pesar de la continua apreciación del Yuan, los críticos internacionales de China generalmente acusan a su gobierno de mantener una moneda artificialmente subvaluada. Dos puntos usados como evidencia son la elevada tasa de crecimiento del PIB que ha presentado el país asiático durante la última década y su elevado superávit comercial.

En ningún punto del último año las importaciones chinas han superado sus exportaciones; por lo contrario, han mantenido una brecha más o menos constante de, en promedio, 30,000 millones de dólares de superávit mensual, lo que totaliza 380 millardos para 2014. En comparación, Estados Unidos registró un déficit de 390 millardos en 2014, mientras que Japón uno de 138 millardos y Corea del Sur un superávit de 47 millardos.

Sin embargo, en julio el gobierno asiático reportó un descenso de 8,3% con respecto a las exportaciones del mismo mes del año pasado. Este bajón viene acompañado de tasas de crecimiento del PIB considerablemente bajas con respecto a las que ha disfrutado históricamente China. En 2014, la economía china creció 7,4% y se espera que en 2015 crezca 7%. Estos niveles son elevados para la mayoría de los países del mundo, pero son los más bajos registrados por China en décadas.

Sin embargo, es importante notar que China se encuentra en medio de una transición. El énfasis en las exportaciones, que ha catapultado la economía del país durante la última década y ha provocado estos niveles de crecimiento del PIB tan elevados, está siendo cambiado por un modelo que da mayor importancia al consumo interno.

La apreciación del Yuan en los últimos años tiene un rol importante en este cambio, ya que una moneda más fuerte desincentiva la exportación y puede ser usada para realzar el rol del consumo interno.

En este sentido, la depreciación del Yuan no encaja en los planes de largo plazo del gobierno chino, por lo que debe entenderse como una medida de corto plazo destinada a ayudar a la economía en medio de la crisis en la que se encuentra y, adicionalmente, como un argumento a favor de la inclusión del Yuan en la canasta de monedas de los Derechos Especiales de Giro.

El miedo principal es que esta devaluación sea un signo de que China ha perdido el control de su economía y que esta continúe a la baja en los próximos años. Las importaciones del país asiático han sido un importante motor de la economía global y han subido de forma consistente por años. Sin embargo, 2014 registró un incremento considerablemente más bajo de crecimiento en este indicador y se teme que esto pueda extenderse y formar una tendencia que pueda afectar a los principales socios comerciales del país.

Las consecuencias de un enfriamiento continuo de la economía China son diversas. Por un lado, las inversiones y préstamos a países en vías de desarrollo podrían verse recortados.

Solamente en latinoamérica, China ha prestado 56,3 millardos de dólares a Venezuela, 22 a Brasil, 19 a Argentina y 10,8 a Ecuador. Estos préstamos representan el 13% del PIB venezolano, el 1% brasilero, el 3% argentino y el 11% ecuatoriano. De frenarse esta fuente de inversión, claramente Venezuela y Ecuador serían los grandes perdedores, pero Brasil y Argentina también se verían perjudicados.

Por otro lado, la importancia de China como destino de las exportaciones latinoamericanas se ha incrementado considerablemente en los últimos años. Venezuela destina 31,81% de sus exportaciones a China, mientras que Chile destina 23,07%, Brasil 16,71% y Perú 16,65%. Estas exportaciones son principalmente en el rubro de los commodities; energía y minerales.

En sentido amplio, el mercado de materias primas podría verse significativamente afectada por un enfriamiento de la demanda China. Esto afectaría con especial importancia a Venezuela, que depende de sus exportaciones de petróleo, así como a Perú y Chile, que dependen de sus exportaciones de minerales.

El enfriamiento chino no podría venir en un peor momento, ya que el mercado de commodities se encuentra en un periodo de baja. Como se expuso en el resumen del mercado latinoamericano para el mes de julio, publicado en El Universal el domingo 10 de agosto, el índice de commodities de Bloomberg ha caído casi 12% en lo que va de año. Esta caída ha estado marcada por descensos de 16% en el petróleo, 16% en el cobre y 8% en el oro.

De disminuirse la demanda china de commodities, estas caídas podrían empeorar, agravando la delicada situación en la que se encuentran las economías latinoamericanas.

En el largo plazo, sabemos que la hoja de ruta del gobierno chino apunta al fortalecimiento progresivo del Yuan, pero el enfriamiento de su economía y el colapso de su mercado bursátil complican considerablemente el panorama.

Además, esta devaluación y enfriamiento representan una importante traba a la subida de las tasas de interés de la Reserva Federal norteamericana. Durante los próximos meses quedaremos a la expectativa de ver si China permite que continúe la devaluación o decide frenarla, acontecimientos que tendrán un gran impacto en la economía global, así como en la de América Latina.

Vía El Universal
Que pasa Margarita

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