Pastor Heydra. Sin Rodeos
El Papa Francisco inició su visita a Cuba, ”Territorio
libre de América” según la I Declaración de La Habana (1960); el empíreo de la
revolución escarlata latinoamericana, recibiendo elogiosas palabras de
agradecimiento de Raúl Castro por su apoyo al restablecimiento de relaciones
diplomáticas con los Estados Unidos, quien la consideró como un primer paso
para “resolver problemas y reparar injusticias”
Plenamente consciente de que en ese país están
restringidas las libertades ciudadanas, y sobre todo la de expresión, fue sutil
en su repuesta. Como el más diestro espadachín cuando da un subrepticio toque,
su verbo se transformó en un liviano y fino florete, al pedirle al Presidente
Castro, en un gesto de cortesía y solidaridad,
que trasladara su consideración y respeto a su hermano Fidel. Hábilmente
saltó la verja apoyándose en Martí para advertir que “la cultura del diálogo y
el encuentro” debe imponerse “sobre el sistema, muerto para siempre, de
dinastía y de grupos”.
Al saludar a los
presentes, a la Iglesia Católica cubana que ha debido sortear múltiples
dificultades en su tensa relación con el régimen castrista, le envío unas
palabras a la disidencia y al exilio cuando dijo: “Quisiera que mi saludo
llegase especialmente a todas aquellas personas que por diversos motivos no
podré encontrar y a todos los cubanos dispersos del mundo”.
Rematando con un
mensaje universal de paz cuando señaló sin ambages: “El mundo necesita
reconciliación en esta atmosfera de III Guerra Mundial a trozos, que estamos
viviendo”
Tres banderillas fueron suficientes para darle una
primera vuelta triunfante a ese espinoso
ruedo.
Los cubanos, cada vez más pragmáticos que ideológicos,
asimilaron el mensaje. Francisco fue un negociador de lujo que contribuyó a
afrontar la inminente agudización de su crisis económica, colocándolos en el
sendero de la asunción del esquema chino de Ten Xiao Ping: “Un país y dos
sistemas”. La primera gran tranca, la del 60, la resolvieron con los aportes de
la URSS, cuando por razones prácticas se hicieron “comunistas”; el ínterin
entre la desaparición del imperio soviético (1991) y 1999, lo afrontaron con
capitales europeos y ayuda latinoamericana (Venezuela, México, Costa Rica,
Panamá), hasta que en 1999 fue superada con
la cuantiosa contribución del gobierno chavista, un regalo de los dioses que no
estaba en el manual; pero que comenzó a trastabillar hace un par de años con la
caída de los precios petroleros. Ahora
ante este tercer trance del 2015 se aprestan a abordarlo abiertamente
con el auxilio del propio imperio al cual se enfrentaron desde 1959, pero que
habían venido trabajando afanosamente desde hace dos décadas. Hay que ver las
cuantiosas inversiones turísticas que han realizado en el enclave de Varadero y
otros nuevos, en campos de golf, marinas, aeropuertos, hoteles 5 estrellas y
residencias de lujo, en una vasta operación dirigida por el Dr. Antonio Castro,
hijo de Fidel.
En este interesante cuadro el gobierno venezolano no
resultó ser más papista que el Papa, ojalá lo hubiese sido; sino que se ha tornado más fidelista que Fidel en sus
tiempos de efervescencia, cuando estímulo
la lucha armada y la Tricontinental de los años 60.
El tuiter de NM dándole la bienvenida al Papa “a nuestra
América”, olvidándose que Bergoglio es argentino, causa un no sé qué, al
culminar vitoreando a Cuba, a Martí y a Fidel.
Nicolás asumió el empaque a favor de Cuba, más no ha
comprendido su contenido. Los cubanos comienzan a dar un viraje necesario para
sobrevivir. Saben que deben abrir compuertas, dialogar, entenderse,
reconciliarse; pero esas palabras siguen estando prohibidas en nuestro
particular libro rojo, donde seguimos auto-condenados a ser el único antónimo
escarlata del pensamiento de Francisco.
pastorheydra24680@gmail.com @PastorHeydra
Que pasa Margarita
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