Xabier Coscojuela
Lamentablemente
es la realidad creada por quienes han ocupado Miraflores estos 16 años. Los
mismos que botaron una oportunidad de oro para haber llevado a Venezuela a
niveles de bienestar nunca vistos
El refrán es viejo pero apropiado
para el momento. Dice que la "mujer del César no solo debe ser honesta
sino parecerlo". En el caso de las rectoras del CNE lo cumplen pero al
revés. No son imparciales y no les importa no parecerlo.
Ahora plantean que la oposición
firme el pacto propuesto por el PSUV, pero nunca uno que comprometa a no usar
recursos públicos en la campaña como propone José Guerra. ¿Alguna vez las
rectoras desacatarán la línea de su partido? Veamos el comportamiento del ente
presidido por Tibisay Lucena desde diciembre pasada hasta hoy para corroborar
su "imparcialidad". En primer lugar fue reelegida por la Asamblea
Nacional, tanto ella como Sandra Oblitas, sin contar con los votos necesarios para
ello, convalidando esa decisión inconstitucional con la aceptación del cargo.
Después se tomaron el tiempo que
el PSUV les exigió para anunciar la fecha de las Parlamentarias. Más adelante
coincidieron con la decisión del capitán Cabello y eliminaron la elección directa
del Parlamento Latinoamericano, a pesar de que viven pregonando que vivimos en
una democracia participativa y protagónica. El capitán les participó lo que
tenían que hacer y ellas protagonizaron la decisión. Todo porque al contarse la
votación nacional quedarán desnudos de apoyo popular.
Como los números cada vez dan
menos, acogieron solícitas las modificaciones estadísticas de la Oficina
Nacional de Estadísticas y aumentaron el número de diputados a ser elegidos en
circuitos donde tradicionalmente ha ganado el partido de sus amores. De esa
manera pretenden estafar seis diputados a los sectores democráticos.
Repentinamente, antes de las
primarias del PSUV pero después de las de la MUD, acordaron la paridad de
género, con la esperanza de que eso le complicaría a la alianza opositora la
concreción de sus candidaturas. Fallaron en el intento.
Como la petición la hace la MUD,
ni hablar de observadores internacionales, los que les gustan son mirones de
palo y para eso cuentan con los que pueda enviar la Unasur, países a cuyos
gobiernos ven como más comprensivos con el proceso revolucionario que Tibisay
Lucena y su combo apoyan militantemente.
En su empeño por no parecer
imparciales rechazaron la petición que hizo la MUD para cambiar el color de su
tarjeta y diferenciarla de la del MIN, colocada "casualmente" al lado
de la de la alianza opositora y con la palabra Unidad bien grande, no crean que
para confundir, pero el mismo día que rechazaron el pedido de la MUD aceptaron
una petición del MIN para modificar el color de su tarjeta y que se pareciera
lo más posible a la de la MUD.
Un connotado dirigente del PSUV
dice que las encuestas no ganan elecciones, y Lucena repite que el CNE no
cuenta encuestas. En todos los anteriores comicios han permitido y alcahueteado
todos los abusos hechos por el partido de gobierno. El uso de recursos
estatales para la campaña, la utilización de medios públicos y privados para
promover los candidatos rojos, la extensión del horario de votación hasta que
al PSUV le dé la gana y ahora quieren que se firme un compromiso para respetar
los resultados. No quieren reconocer que perdieron en respeto de buena parte de
los venezolanos.
Todas estas triquiñuelas,
marramucias, maniobras solo les sirven para pasar a la historia como unas
irresponsables, porque para ganar la elección de diciembre se requiere
convencer a los venezolanos de que el desmadre que vive el país es una ficción.
Lamentablemente es la realidad
creada por quienes han ocupado Miraflores estos 16 años. Los mismos que botaron
una oportunidad de oro para haber llevado a Venezuela a niveles de bienestar
nunca vistos. Por eso el 6D hay que votar para botarlos.
Vía Tal Cual
Que pasa Margarita
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