Enrique Viloria Vera
Pero los transgresores serán destruidos a una;
la posteridad de los impíos será
exterminada.
Salmos 37:38
La Bomba Nuclear Bolivariana, encarnada en el
Padre de todas las bombas, es cruel, inclemente, despiadada, brutal, cuando se
trata de exterminar lo que, por largas décadas la sociedad venezolana ha venido
construyendo: llámese fraternidad, pronúnciese libertad, denomínese respeto por
los derechos humanos.
Ahora resulta y
ocurre, que el rollizo Designado mariposon, asesorado por su tío cubiche y el
Glorioso 2, se le ha antojado emitir un decreto de los muy suyos – irrito e
ilegal, ilegitimo y rabioso, inconstitucional e indigno – por el cual convoca,
de buenas a primeras, porque le sale del forro socialista y porque le da la
gana bolivariana, una constituyente que, por ominosa, no merece unas
mayúsculas.
Entre baile y baile,
el bongoncero de Miraflores, el que canta y disfruta los sones cubanos de su
juventud en la pretendida Isla de la Felicidad, danza y danza, de la garra de
la Primaria Combatienta, convoca una cadena nacional, una rueda de prensa
exclusiva para los medios de comunicación del Proceso, a fin de anunciar al
país y al mundo, otra de sus atrocidades gubernamentales.
Como un bolivariano
Dios Cronos devora a vivas dentelladas la Constitución de 1999: la muy amada
hija, auspiciada y promovida por su mentor, el Comandante Eterno y Supremo,
quien, en vista de la traición de su gallo tapao, se revuelca, de un lado a
otro, en su conuco montañero, donde fue sembrado para – desilusionado y
defraudado - asistir a tanta perfidia, alevosía, astucia, trapo rojo, que el
oportunista y marrullero camarada rojo - rojito acaba de anunciar.
Aplausos menguados de
sus partidarios recibe el ya saliente cabecilla, en unos gabinetes ministeriales
de caras largas y asustadas; saben y están contestes en que este es el verdadero
comienzo del fin que está cada vez más cerca. Los pasaportes diplomáticos son
otorgados a granel, los puestos reservados en los aviones del PESÚ, ya están
agotados, ya los veremos corriendo con sus maletas buchonas por la Rampa No 4
del aeropuerto de Maiquetía… la Vaca Sagrada del presente dictador indica el
camino a seguir que muy seguramente conducirá a La Haya, donde sillas, jueces y
jurados esperan para dictar la inevitable sentencia que merecen los
destructores del país, los depredadores bolivarianos.
Para su cacareado e
hipócrita consuelo revolucionario, vaya de nuevo esta cita bíblica que anuncia
– justiciera- el
fin de los tiempos del socialismo del siglo XXI:
La casa de los
impíos será destruida, pero la tienda de los rectos florecerá. Proverbios 14:11
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