Se
iniciaba el año de 1958 y la dictadura de Pérez Jiménez, en Venezuela,
hacía agua. Primero fueron intentos de sublevación por parte de algunos
miembros de la Aviación. A esto siguieron movimientos masivos de
protesta popular y un golpe definitivo de la Marina y el Ejercito, que
hizo huir al dictador. Cuando la neblina se aclaró, de las sombras
surgieron los civiles que, jugándose la vida, habían coordinado la
protesta y los contactos con los militares sublevados en una Junta
Patriótica.
Para
hacer esa labor, tan importante y decisiva, dentro de Venezuela, había
que tener los pantalones bien puestos. Fueron cuatro esos héroes:
Fabricio Ojeda, quien más tarde se suicidó en la prisión por sus
intentos de promover la guerrilla contra el gobierno democrático de Raúl Leoni. Guillermo García Ponce, comunista y participante en los
movimientos subversivos que lucharon contra la democracia y, en el final
de su vida, soperte de Hugo Chávez , quien lo hizo millonario.
Silvestre Ortiz Bucarám, quien de una notoriedad brusca en ese momento,
desapareció en el anonimato. Por último, Enrique Aristeguieta Gramcko.
Enrique
se mantuvo activo en la política venezolana como miembro del partido
socialcristiano Copei. Allí fue viceministro y Gobernador del Estado
Nueva Esparta.
|
Lo
traté mucho cuando en el gobierno del Presidente Luis Herrera Campins
nos tocó ser miembros del Gabinete, él, en Relaciones Interiores, y yo
en Información. Muchos temas difíciles se atendieron en esa época como
los rumores de intranquilidad militar, o la tensión de las relaciones
colombo venezolanas que culminaron en un enfrentamiento entre miembros
del Ejército colombiano y la Guardia Nacional Venezolana. Nunca lo vi
dudar ante una decisión difícil, ni lo vi perder la ecuanimidad o perder
su peculiar sentido del humor.
Cuando
demostró ser un líder de acero, de esos que se dan pocas veces, fue
cuando decidió, a sus ochenta años de vida, enfrentar al gobierno de
Chávez, y después al de Maduro, con lo único que le quedaba: el valor
personal y la palabra.
Hoy
está tras las rejas de la dictadura. Un sistema que no respeta héroes
históricos como Enrique, ni hombres mayores. Ellos golpean, matan a
niños, a mujeres, a los más viejos. Encarcelan sin pudor. Pero les digo a
los tiranos que no pierdan el tiempo con él, no lo asustarán ni lo
habrán de doblegar, porque Enrique es del tipo de hombres que ni temen,
ni se doblegan. Es de acero.
Joaquin Pérez Rodríguez
|
No comments:
Post a Comment