Desde Voluntad Popular consideramos que un buen acuerdo para el pueblo venezolano, producto de la negociación, debía en todo momento garantizar la libertad de Venezuela y esto se traducía en lograr:
- atender urgentemente la ruda emergencia humanitaria con la que la dictadura azota y asesina a nuestro pueblo,
- la conformación de un CNE imparcial que garantice las condiciones para una elección justa, competitiva y transparente, sin inhabilitados ni presos políticos;
- una fecha de elección presidencial competitiva, justa y transparente, acordada por todas las partes, con las garantías mínimas para que el voto de cada venezolano cuente, sin importar su condición ni preferencia política;
- un esquema de observación internacional robusta y calificada, que respete los lapsos que requieren las organizaciones internacionales con amplia experiencia en veeduría de procesos electorales para que se respete la voluntad popular de la mayoría de los venezolanos,
- respeto y reconocimiento de la Asamblea Nacional legítimamente electa y sus actos.
- Un acuerdo como el supra enunciado, a todas luces, abriría las compuertas del cambio para nuestro pueblo y con profunda convicción patriota hubiese sido respaldado por Voluntad Popular, como parte de ese camino que hasta la postrimería del proceso transitamos.
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