Saturday, July 4, 2020

Ramón Muchacho en Laceiba hoy 4 de julio

EN: Recibido por email

Saludos,

Amigos, me pasa últimamente que leo y escucho a políticos y opinadores -respetables y con muy buenas cabezas- que hacen profundos análisis sobre la realidad Venezolana, acompañados generalmente de una buena dosis de críticas a Guaidó y su gobierno/entorno -algunas de ellas bien fundamentadas, es verdad- pero termino frustrado por no recibir de ellos propuestas concretas y realistas para superar la crisis. Parecen tener muy claros todos los problemas y fallas, pero no las soluciones.
Muchas recomendaciones gaseosas, muchos lugares comunes, cosas obvias pero que no resuelven el problema: que si los políticos tienen que conectarse con los problemas de la gente (aunque ninguno tenga la capacidad real de resolverlos más allá de donar una bolsa de comida o un camión cisterna); que si Guaidó tiene que reconectarse con los partidos o recomponer las relaciones; que si los venezolanos rechazamos la violencia y queremos una solución pacífica, democrática, electoral, constitucional y bonita; y, en general, pidiendo o recomendando soluciones políticas para un problema que, si fuera político, lo hubieramos resuelto hace años.
Algunos llegan al punto de asegurar que la solución es electoral pero, al mismo tiempo, no participan en las elecciones y nos piden que no votemos porque -obviamente- no hay condiciones electorales. Aha ¿Y entonces?
Litros de tinta para explicarnos que el gobierno legítimo de Venezuela, reconocido por más de 50 países, debe cesar el 5 de enero de 2021 para ser reemplazado por la “nueva” asamblea nacional, o para no ser reemplazado por nadie, y esto a pesar de no haber verdaderas elecciones (ver párrafo anterior).
Y mientras se multiplican estas declaraciones y escritos, el gobierno legítimo -conformado por nuestros valientes diputados y sus partidos políticos- con sus aciertos y errores, es el único que parece actuar con cierta contundencia frente a Maduro: gestionando sanciones, impidiendo que se robe el oro que está en Londres o los activos de Venezuela en el exterior como Citgo, y, muy importante, recibiendo todos los días el reconocimiento que -gracias a su existencia- el mundo democrático niega consistentemente a Maduro.
Por cierto, son ellos, nuestros diputados y los miembros del equipo y del gobierno de Guaidó, los principales perseguidos del régimen: presos, exiliados, refugiados o escondidos. Por algo será.
Como decía aquel personaje de la televisión española: Señores, un poquito de por favor!
Ramon Muchacho Firma

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