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Saludos,
Queridos amigos, muchas cosas han pasado en la última semana, y muchos temas están en el ambiente, así es que seremos telegráficos:
La victoria electoral de Trump fue contundente.
La votación no fue cerrada, como vaticinaban las encuestas, que se pelaron duro.
En general, se pelaron las encuestas, los agregadores de encuestas (como 538, 270toWin y RealClearPolitics), y los analistas políticos como Nate Silver.
Los que sí tuvieron buen desempeño fueron los mercados predictivos, como Polymarket y Kalshi, que en lo adelante serán cada vez más utilizados y consultados.
A diferencia de la primera elección, esta vez los norteamericanos eligieron a Trump con plena conciencia de quién es, con todas sus virtudes y defectos.
Además, le dieron amplio poder: la Presidencia, el Senado y, probablemente, también el Congreso. La trifecta pues. El mandato es claro.
Eso, aunado a que en la Corte Suprema de Justicia los republicanos tienen una mayoría de 5 a 4 (con tres de esos cinco jueces nombrados por el propio Trump), confiere al nuevo presidente un poder no visto desde la segunda guerra mundial.
Por cierto, dos de esos nueve jueces podrían retirarse en los próximos cuatro años, lo cual daría aún más poder a Trump, que postularía a sus sustitutos.
Los demócratas hicieron mala política y están pagando sus errores. ¿Aprenderán de ellos?
Evitaron hacer primarias al apoyar a Biden, a pesar de su evidente desgaste. Luego tuvieron que cambiar de caballo en la recta final de la carrera, ya sin tiempo para hacer primarias.
Si les sirve de consuelo, visto lo visto, ni Kamala, ni Michelle Obama, ni el propio Biden hubieran ganado esta elección.
¿Los demócratas perdieron votos entre su electorado tradicional porque se fueron mucho hacia la izquierda, como dicen algunos, o porque se alejaron de ella, como denuncia el senador Bernie Sanders?
¿El discurso de los futuros candidatos demócratas se moderará hacia el centro político, o se radicalizará hacia la izquierda?
La respuesta la sabremos cuando empiecen a hacer campaña los candidatos a las elecciones legislativas de medio término, en dos años.
La elección fue limpia, y su resultado aceptado por todos. Se disiparon los fantasmas electorales, lo cual es positivo para los Estados Unidos y su democracia.
Los mercados financieros reaccionaron con fuerza:
Las acciones al alza, ante la perspectiva de menores impuestos y mayor crecimiento económico.
Los bonos a la baja, ante temores de mayor inflación y la perspectiva de mayor crecimiento económico.
El Bitcoin y las criptomonedas, al igual que el sector financiero, al alza por la expectativa de menores trabas y regulaciones.
El dólar en subida, fortaleciéndose frente a las demás monedas, ante las perspectivas de tasas altas por más tiempo.
Europa recibió el triunfo de Trump con temor por la incertidumbre de lo que pueda significar, tanto para la OTAN en plena guerra con Rusia, como para el comercio ante la amenaza de tarifas y proteccionismo.
Alemania, con su economía estancada, es el país más vulnerable de Europa a unas potenciales tarifas. Su gobierno entró en crisis política al día siguiente del triunfo de Trump.
Macron dijo que Europa debe ser independiente en defensa y economía, mientras Borrell advierte que “si Europa no está en la mesa del juego geopolítico, estará en el menú".
Zelenski también reaccionó con temor, mientras Putin parece contento, y ya felicitó y elogió a Trump, y anunció su disposición a conversar.
Los principales países del Medio Oriente reaccionaron positivamente, a excepción de Irán por supuesto. El cese de las hostilidades y retomar los Acuerdos de Abraham dan esperanza a la región.
Israel ganó un poderoso aliado.
En Latinoamérica, gobernantes y líderes de derecha como Milei, Bukele y Bolsonaro, celebraron en grande, mientras los de izquierda tratan de disimular su tristeza.
Trump puede hacerle la vida muy difícil a la presidenta Mexicana, que se las da de más radical que su antecesor, AMLO. Veamos si le habla a Trump con el lenguaje duro que la caracteriza.
Elon Musk apostó duro y ganó, pero su futuro no está exento de riesgos.
Hay una teoría por allí según la cual “Trump ganó gracias a Elon Musk”. Desde la multimillonaria compra de Twitter para “liberarlo” del control de la izquierda, hasta los aportes millonarios a la campaña y su protagonismo en ella, dan alas a dicha teoría.
Musk ya brillaba con luz propia, y ahora más. Pero Trump ha demostrado que no le gusta tener competencia en ese departamento, y Musk tendrá que saber hacerse a un lado o podría terminar escuchando el famoso “estás despedido” que Trump ha dicho antes a muchos de sus más cercanos colaboradores.
La relación entre dos de los hombres más poderosos del planeta, el presidente de los Estados Unidos y el hombre más rico del mundo, es desde fascinante hasta controversial. Dará mucho de qué hablar y será ampliamente escrutada. Dará pie a libros y documentales. ¿Tendrá final feliz para Musk esta historia?
Diosdado se peló en su pronóstico/deseo de guerra civil tras las elecciones.
Maduro salió a “pedir cacao”.
¿La política de Trump II hacia Venezuela va a ser de mano dura como la de Trump I?
O, por el contrario, ¿va a aceptar la permanencia de Maduro a cambio de concesiones en temas como migración, petróleo y liberación de presos políticos y/o rehenes norteamericanos?
¿Va a escuchar los consejos que le den, desde el ala dura, personas como los senadores Marco Rubio y Rick Scott, o estará abierto a enfoques más “creativos” sobre Venezuela?
¿Va a mantener la protección sobre Citgo, o permitirá que los muchos acreedores de Venezuela le echen mano finalmente?
El sólo hecho de que a estas alturas no tengamos esas respuestas es preocupante.
Pero somos optimistas en cuanto a que Trump no se alineará con el régimen de Maduro, por muchas razones que son tan obvias que no es necesario enumerarlas aquí.
Antes de despedirnos, queremos condenar los terribles ataques antisemitas en Ámsterdam, y los actos de corrupción de Telefónica en Venezuela, que se suman a una larga lista de escuchas ilegales, censura y bloqueos a portales informativos.
Hablamos mucho de la corrupción de los políticos y gobernantes, pero muy poco de la corrupción en el sector privado, que existe, y es significativa.
¿Cuántas empresas, nacionales y extranjeras, han incurrido en actos de corrupción con el régimen de Chávez/Maduro durante los últimos veinte años?
¿A alguien le importa?
Al menos al gobierno norteamericano sí le importa.
Y a nosotros también.
¡Feliz fin de semana para todos!
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