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Saludos,
Edición elaborada por el Consejo Editorial de Laceiba.
Una vara distinta
Es llamativo como México opina, se mete, se cuadra con la ex candidata correísta en Ecuador, lo mismo que el colombiano Petro.
Lo hacen porque se trata de una ficha de la izquierda, la delfín de Rafael Correa: la que tiene simpatías en La Habana y el Grupo Puebla.
Decimos que es llamativo, porque todos recordamos la forma como México se contorsionó frente al descarado fraude de Maduro del 28 de julio.
Pese a las irrefutables evidencias que certificaron la abrumadora victoria de Edmundo González Urrutia, el gobierno de López Obrador miró pal techo y se excusó en la no injerencia.
Ni siquiera los informes del Centro Carter, o del Panel de Expertos de la ONU, observadores independientes de las presidenciales del 28-J, lograron que México se pusiera de parte de la verdad y la voluntad popular.
La actual presidenta Sheinbaum hizo algo peor: además de callar ante la barbarie electoral, ignoró en forma olímpica un pedido que en su momento le hicieran María Corina y las madres de los presos en el conflicto post-electoral, a fin de que intercediera por sus hijos ante el régimen de Maduro.
Hoy, todavía quedan más de 800 secuestrados en las mazmorras socialistas. 61 de ellos con paradero desconocido. Hubo muertos en las calles. Otros fallecieron bajo custodia del Estado. A miles de activistas y dirigentes se les ha perseguido ferozmente.
González Urrutia ha sido víctima de una cacería brutal. Machado sobrevive en las sombras. Ella probó de manera indiscutible que Edmundo aplastó a Maduro en las urnas electorales. Demostró el manotazo socialista.
México y Petro se meten en Ecuador pero callan sobre Venezuela. Son unos farsantes.
La vara con la que miden es una estafa.
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