LUIS IZQUIEL| EL UNIVERSAL
viernes 9 de agosto de 2013 12:00 AM
La última encuesta del Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD) señala nuevamente a la inseguridad como el primer problema del país (81% en respuesta espontánea), pero contiene además un dato muy revelador: el 55,6% de los ciudadanos menciona al gobierno nacional como el principal culpable de esta situación. Esto significa un cambio de 180 grados con respecto a lo que ocurría en el pasado reciente.
Durante los 14 años del gobierno del fallecido Hugo Chávez la criminalidad aumentó de manera vertiginosa hasta convertirse en la principal preocupación de los venezolanos. Sin embargo, cuando se le consultaba a los ciudadanos sobre las causas de este problema, la responsabilidad se diluía entre distintos factores, quedando regularmente indemne el gobierno nacional. Por esta razón la popularidad del exmandatario nunca se vio afectada de forma significativa por el auge delictivo, ya que gozaba de una especie de "efecto teflón". Con Maduro, la realidad parece ser otra.
Las promesas de campaña de Nicolás Maduro en materia de seguridad ciudadana, parece que se las llevó el viento. El "Patria Segura" no está dando resultados positivos, por eso el 59% de los venezolanos manifiesta no confiar en este operativo (IVAD). Asimismo, en los últimos días el Ministerio de Interior y Justicia se ha dedicado a cerrar o intervenir diversos cuerpos policiales, algo que resulta incomprensible visto el gran déficit policial que existe en Venezuela. En el inicio de su gestión Maduro ha gastado más en viajes que en dotar a las policías del país (El Nacional, 26/07/2013).
Las instituciones de justicia continúan hoy secuestradas por el Poder Ejecutivo y siguen dedicadas principalmente a perseguir a la disidencia política y no a la delincuencia. El inconstitucional atropello judicial que sufre el diputado Richard Mardo y la persecución contra el director del despacho de la gobernación de Miranda, Oscar López, son los ejemplos más recientes de ello. Ante esta realidad, la impunidad de los que a diario atentan contra la vida y los bienes de los venezolanos sigue siendo la regla.
En materia carcelaria el fracaso ha sido total. De conformidad con el reciente informe del Observatorio Venezolano de Prisiones, en los 100 días de gobierno de Nicolás Maduro fueron asesinados 125 reclusos, un promedio de más de uno diario. En total han fallecido violentamente 289 internos en los primeros 6 meses de 2013. El hacinamiento también ha aumentado. Ahora hay 52.933 presos en cárceles con capacidad para albergar solo a 16.500. El déficit de espacios es enorme. Al ratificar a Iris Varela como ministra de Asuntos Penitenciarios, Maduro le dio continuidad al desastre carcelario.
Sin habilidades discursivas, ni liderazgo, la creación del espejismo demagógico resulta cuesta arriba. Con una población culpándolo directamente de la inseguridad y del resto de los principales problemas del país, Nicolás Maduro seguirá con la popularidad rumbo al subsuelo. Para el próximo 8 de diciembre el oficialismo no va a contar con un portaaviones, sino con un pesado submarino.
Durante los 14 años del gobierno del fallecido Hugo Chávez la criminalidad aumentó de manera vertiginosa hasta convertirse en la principal preocupación de los venezolanos. Sin embargo, cuando se le consultaba a los ciudadanos sobre las causas de este problema, la responsabilidad se diluía entre distintos factores, quedando regularmente indemne el gobierno nacional. Por esta razón la popularidad del exmandatario nunca se vio afectada de forma significativa por el auge delictivo, ya que gozaba de una especie de "efecto teflón". Con Maduro, la realidad parece ser otra.
Las promesas de campaña de Nicolás Maduro en materia de seguridad ciudadana, parece que se las llevó el viento. El "Patria Segura" no está dando resultados positivos, por eso el 59% de los venezolanos manifiesta no confiar en este operativo (IVAD). Asimismo, en los últimos días el Ministerio de Interior y Justicia se ha dedicado a cerrar o intervenir diversos cuerpos policiales, algo que resulta incomprensible visto el gran déficit policial que existe en Venezuela. En el inicio de su gestión Maduro ha gastado más en viajes que en dotar a las policías del país (El Nacional, 26/07/2013).
Las instituciones de justicia continúan hoy secuestradas por el Poder Ejecutivo y siguen dedicadas principalmente a perseguir a la disidencia política y no a la delincuencia. El inconstitucional atropello judicial que sufre el diputado Richard Mardo y la persecución contra el director del despacho de la gobernación de Miranda, Oscar López, son los ejemplos más recientes de ello. Ante esta realidad, la impunidad de los que a diario atentan contra la vida y los bienes de los venezolanos sigue siendo la regla.
En materia carcelaria el fracaso ha sido total. De conformidad con el reciente informe del Observatorio Venezolano de Prisiones, en los 100 días de gobierno de Nicolás Maduro fueron asesinados 125 reclusos, un promedio de más de uno diario. En total han fallecido violentamente 289 internos en los primeros 6 meses de 2013. El hacinamiento también ha aumentado. Ahora hay 52.933 presos en cárceles con capacidad para albergar solo a 16.500. El déficit de espacios es enorme. Al ratificar a Iris Varela como ministra de Asuntos Penitenciarios, Maduro le dio continuidad al desastre carcelario.
Sin habilidades discursivas, ni liderazgo, la creación del espejismo demagógico resulta cuesta arriba. Con una población culpándolo directamente de la inseguridad y del resto de los principales problemas del país, Nicolás Maduro seguirá con la popularidad rumbo al subsuelo. Para el próximo 8 de diciembre el oficialismo no va a contar con un portaaviones, sino con un pesado submarino.
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