JUANCARLOS VARGAS | EL UNIVERSAL
viernes 9 de agosto de 2013 12:00 AM
A pesar de las críticas que ha venido recibiendo la concentración convocada por Henrique Capriles Radonski se debe valorar como positivo el regreso de la población que desea un cambio democrático y pacífico a las calles. El pasado sábado se demostró que quienes no se sienten representados por el régimen madurista-castrista que nos gobierna de forma ilegítima, coinciden en que es necesario buscar vías pacíficas y democráticas para retornar a la democracia plena, al Estado de derecho y la vigencia de los derechos humanos.
Quienes han criticado la concentración del pasado sábado, han señalado que antes de la intervención de Capriles y otros líderes quienes forman parte de la MUD, el acto se asemejaba más a una "bailoterapia" o celebración, cuando el país está sumido en una gran crisis política, económica y social, por lo que el malestar que embarga a la mayoría de los habitantes no está en sintonía con dichas manifestaciones de júbilo.
La gran mayoría de los asistentes a dicho acto creyeron, y así lo evidenciaron las pancartas que portaban, que la convocatoria era para protestar por los presos políticos, corrupción, violaciones de DDHH, alto costo de la vida, inseguridad, ilegitimidad, dudosa nacionalidad de Nicolás Maduro, racionamiento de agua, fallas de electricidad, abuso de poder, entre otras razones, pero al final la sensación que imperó, es que se trató de un acto cuyo objetivo principal se centró en convocatoria para votar en las elecciones del 8 de diciembre. Asimismo, no fueron entendidos algunos señalamientos de Capriles Radonski, especialmente el relativo a que los resultados del 14A forman parte del pasado y que se trató de una elección cerrada.
La importante representación de venezolanos quienes asistieron a la concentración de Los Ruices atendiendo la convocatoria de Henrique Capriles Radonski no debió haber regresado a sus hogares con la sensación de vacío que muchos de ellos manifestaron a través de las redes sociales. Esto evidencia que es pertinente continuar con las acciones de protesta pacífica a lo largo de todo el territorio nacional. Que se critique a la MUD y a Capriles no deja de ser positivo, pues eso significa que un sector importante de opositores han madurado políticamente y desean ser escuchados, y más importante aún es el hecho que siguen estando presentes las razones para protestar, toda vez que el hastío, frustración e insatisfacción que siente la mayoría de la población venezolana requiere de un liderazgo que canalice y aproveche esa fuerza que sin duda alguna es el peor enemigo del gobierno ilegítimo de Nicolás Maduro.
Aspectos como los antes expuestos deben llevar a la MUD y al propio Capriles a una reflexión y discusión sobre el 14A y la forma de concebir futuras convocatorias de movilización, a fines de evitar desmotivar a sus seguidores y en consecuencia perder el apoyo que llevó a Capriles a ganar las elecciones de abril, aunado a ello se debería convencer aún más a la denominada oposición democrática sobre la importancia de votar el 8D, pero para ello lejos de señalar que el 14A forma parte del pasado, lo aconsejable sería exigir condiciones, defender los votos, y convencer que la lucha va más allá del 8 de diciembre.
Quienes han criticado la concentración del pasado sábado, han señalado que antes de la intervención de Capriles y otros líderes quienes forman parte de la MUD, el acto se asemejaba más a una "bailoterapia" o celebración, cuando el país está sumido en una gran crisis política, económica y social, por lo que el malestar que embarga a la mayoría de los habitantes no está en sintonía con dichas manifestaciones de júbilo.
La gran mayoría de los asistentes a dicho acto creyeron, y así lo evidenciaron las pancartas que portaban, que la convocatoria era para protestar por los presos políticos, corrupción, violaciones de DDHH, alto costo de la vida, inseguridad, ilegitimidad, dudosa nacionalidad de Nicolás Maduro, racionamiento de agua, fallas de electricidad, abuso de poder, entre otras razones, pero al final la sensación que imperó, es que se trató de un acto cuyo objetivo principal se centró en convocatoria para votar en las elecciones del 8 de diciembre. Asimismo, no fueron entendidos algunos señalamientos de Capriles Radonski, especialmente el relativo a que los resultados del 14A forman parte del pasado y que se trató de una elección cerrada.
La importante representación de venezolanos quienes asistieron a la concentración de Los Ruices atendiendo la convocatoria de Henrique Capriles Radonski no debió haber regresado a sus hogares con la sensación de vacío que muchos de ellos manifestaron a través de las redes sociales. Esto evidencia que es pertinente continuar con las acciones de protesta pacífica a lo largo de todo el territorio nacional. Que se critique a la MUD y a Capriles no deja de ser positivo, pues eso significa que un sector importante de opositores han madurado políticamente y desean ser escuchados, y más importante aún es el hecho que siguen estando presentes las razones para protestar, toda vez que el hastío, frustración e insatisfacción que siente la mayoría de la población venezolana requiere de un liderazgo que canalice y aproveche esa fuerza que sin duda alguna es el peor enemigo del gobierno ilegítimo de Nicolás Maduro.
Aspectos como los antes expuestos deben llevar a la MUD y al propio Capriles a una reflexión y discusión sobre el 14A y la forma de concebir futuras convocatorias de movilización, a fines de evitar desmotivar a sus seguidores y en consecuencia perder el apoyo que llevó a Capriles a ganar las elecciones de abril, aunado a ello se debería convencer aún más a la denominada oposición democrática sobre la importancia de votar el 8D, pero para ello lejos de señalar que el 14A forma parte del pasado, lo aconsejable sería exigir condiciones, defender los votos, y convencer que la lucha va más allá del 8 de diciembre.
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