Pastor Heydra/ Sin rodeos
El jueves 5, día oficial de la muerte de Chávez, pasaron
cosas curiosas, pero relevantes, algunas de ellas transcurrieron desapercibidas
o sin mucha sonoridad. Ese día, por respeto al insigne difunto y al sentimiento
de sus dolientes no quise hacer mi programa cotidiano de radio, creí que lo
pertinente era dejar a un lado el debate que podría resultar impertinente, y
que cada quien llorara a sus muertos como lo deseara. Invité a almorzar al
historiador Elías Pino Iturrieta, Editor adjunto del diario El Nacional, quien
había hecho una exposición enjundiosa, mordaz y simpatiquísima, en la
presentación de su obra “País archipiélago”, la Venezuela de 1830 a 1858, en la
Feria Internacional del Libro FILCAR que se realizó en Porlamar.
En la
mañana estaba en la terapia de un brazo que me fracturé hace algún tiempo y no
me he recuperado del todo. Mientras recibía mi dosis de cálida corriente para
entonar los músculos, entró alguien al centro de rehabilitación y escuché que
con voz azorada decía : “..ño, -sin acento cubano, pero si margariteño-, en
Rattan la vaina esta buena, los televisores entre 8 y 12 mil, y un combo
electrónico por 20, lo que pasa es que ya se
armó la cola, y esta del carajo”. Tomé mis previsiones para no pasar por
la Jóvito Villalba, donde acontecía el suceso, pero los rigores del
tráfico me llevaron a esa vía. Cuando
pasaba por la misma realmente se observaba una inmensa fila de personas que se
perdía entre las calles y la edificación. Y el tránsito corría lento. De pronto
unos disparos, pero la cola seguía, impertérrita, Pude llegar, casi puntual, a buscar a mi cordial invitado y disfrutamos
de una buena rueda de carite fresco rociada con un rioja, difícil de hallar,
contemplando el mar, y así pasó la tarde en una amena conversación a la que se
sumó Raúl Fuentes.
En
Rattan el estallido, frenado por los disparos de la GN, ocurrió por una
acumulación de abusos. Había gente desde la noche que observó cuando “los
enchufados” civiles y militares, comenzaron a trasegar clandestinamente “los
combos”,- protegidos por la GN-, a pick up y 4x4 de lujo. Y en Margarita todo se
sabe. En la mañana le repartieron a los de la cola unos tickets numerados en
cartulinas verde oscuro, pero se presentaron funcionarios del gobierno,
militares y hasta de la Fiscalía con
unos verde manzana, y esos tenían prioridad. La gente al ver eso, sencillamente,
se indignó, se arrechó, pues, ante aquel abuso del poder; que ya se había
vivido en diciembre cuando vendieron el wiski navideño traído a 12$, y en
Rattan había una caja de cobro paralela en el depósito, para los funcionarios,
los del partido y los militares, o en los bodegones llegaba la GN “custodiando”
la mercancía, pero con un par de autobuses detrás que formaban de inmediato la
cola de “los chéveres”, Aquello provocó ira, rabia o cualquier sinónimo que se
le ocurra. La GN atropelló al gentío, para facilitar la operación de los
escarlatas bendecidos, el soberano reaccionó, y los militares tuvieron que
disparar al aire para dispersar el conato de motín que provocó la indignación
ante los nuevos embarques de los “combos”, ya diurnos y en lujosas camionetas
recién estrenadas, y a los que pasaban al local, sin hacerle ningún caso a
aquella cola inmisericorde que observaba atónita el acontecimiento, “con una
calor”, infernal y tormentosa, y un sol que era implacable.
Aquello
lo vi como un aldabonazo de lo que puede venir, cuando ante el abuso de poder,
ante esa “viveza” de que solo los míos pueden y el resto que se joda, esa
fuerza de contención pierda la autoridad y sea rebasada. Y de ese punto a la
anarquía y al saqueo no hay distancia. No es la primera vez que ocurre. Las
consecuencias no quiero ni pensarlas, pero pueden conducir a la premonición de
“Pepe” Mujica, que hizo a Nicolás llamar “estúpidos” a la agencia EFE, que tan
solo repitió lo que dijo el uruguayo, pero con quien Maduro, ni de vaina se
metió, evitando la cornada de ese miura sureño, que si tiene con qué llamar al
pan, pan y al vino, vino.
Llegué a
la casa y la TV estaba encadenada con la misa en el Cuartel de la Montaña. Me
la calé. Y ¡oh!. Sorpresa, de pronto habló el cura y decidió cambiar la hostia
sacramental que representa el cuerpo de Cristo, por un casabito de pasapalos,
una ostia, sin hache, ni gracia, que personificaba al inquilino de esa morada,
la cual fue repartida generosamente por chicas que las tenían en unas “maras”.
Ese fue mi 5 de marzo, pleno de simbolismos sobre los
hechos que están ocurriendo en esto que llaman patria, y donde los dolientes no
estaban en la cola, pero si masticando su casabito con esa nueva orla carmesí.
pastorheydra24680@gmail.com @ PastorHeydra @Qpasamargarita
No comments:
Post a Comment