La migración masiva de venezolanos deja huellas; sus cascarones vacíos. Las familias se van del país sin vender la casa, bien porque la contracción del mercado inmobiliario ha hecho que escaseen los compradores o porque prefieren dejarla como una raíz segura para cuando puedan volver. Las casas abandonadas se multiplican en algunas urbanizaciones de Caracas y los vecinos, los que quedan, empiezan a lidiar con intentos de invasiones, maleza e insalubridad, un fenómeno que el arquitecto Lorenzo González llama osteoporosis urbana
20 DE NOVIEMBRE 2016 - 11:39 AM
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