MARUJA TARRE
| EL UNIVERSAL
viernes 5 de septiembre de 2014 12:00 AM
Están pasando cosas tan
horribles en el mundo, que pensé escribir sobre uno de esos temas
internacionales que apasionan a la opinión mundial. Pero después de oír
la cadena de Maduro sobre "el sacudón", es imposible dejar de escribir
sobre nuestro desdichado país.
Estamos viviendo una situación que nos retrocede a los períodos más negros de nuestra historia. La violencia, la absoluta falta de respeto por la vida o los bienes de los demás, la inflación, la quiebra de industrias incluyendo la petrolera, la escasez, la falta de salubridad, la ruina, la desesperanza, la emigración: cada uno de esos problemas es grave, pero todos juntos conforman un cuadro espantoso. Por eso se esperaba que el Presidente hiciera anuncios dramáticos, señalando que entiende la situación y que se puede esperar aunque sea un leve cambio.
Pero no fue así. Maduro pasó horas repitiendo las mentiras que hemos oído durante 15 años. Anunció nuevas "revoluciones", sin explicar en absoluto cómo llegaremos a la revolución del conocimiento desde el estado patético donde nos encontramos. En su cada vez menos manejable lista de Vicepresidentes y Ministros, siguen los mismos nombres de siempre en un grotesco ballet donde el fracaso se recompensa con un nuevo cargo. En la historia chavista de Venezuela, la "derrota de la meritocracia" se considera una victoria, que nos llevará sin duda a comprar crudo argelino.
Que Maduro, un hombre de obvias limitaciones, crea lo que está diciendo, no me parece imposible. Pero ¿los demás? ¿Guardaespaldas y prebendas los alejan tanto del venezolano común que no entienden lo que ocurre? ¿O por el contrario, captan muy bien el desastre y por eso se aferran al poder mientras haya todavía algo de dinero, con la esperanza cínica de poder sacar del país lo poco que queda de los petrodólares?
Estamos viviendo una situación que nos retrocede a los períodos más negros de nuestra historia. La violencia, la absoluta falta de respeto por la vida o los bienes de los demás, la inflación, la quiebra de industrias incluyendo la petrolera, la escasez, la falta de salubridad, la ruina, la desesperanza, la emigración: cada uno de esos problemas es grave, pero todos juntos conforman un cuadro espantoso. Por eso se esperaba que el Presidente hiciera anuncios dramáticos, señalando que entiende la situación y que se puede esperar aunque sea un leve cambio.
Pero no fue así. Maduro pasó horas repitiendo las mentiras que hemos oído durante 15 años. Anunció nuevas "revoluciones", sin explicar en absoluto cómo llegaremos a la revolución del conocimiento desde el estado patético donde nos encontramos. En su cada vez menos manejable lista de Vicepresidentes y Ministros, siguen los mismos nombres de siempre en un grotesco ballet donde el fracaso se recompensa con un nuevo cargo. En la historia chavista de Venezuela, la "derrota de la meritocracia" se considera una victoria, que nos llevará sin duda a comprar crudo argelino.
Que Maduro, un hombre de obvias limitaciones, crea lo que está diciendo, no me parece imposible. Pero ¿los demás? ¿Guardaespaldas y prebendas los alejan tanto del venezolano común que no entienden lo que ocurre? ¿O por el contrario, captan muy bien el desastre y por eso se aferran al poder mientras haya todavía algo de dinero, con la esperanza cínica de poder sacar del país lo poco que queda de los petrodólares?
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