Wednesday, October 1, 2014

Historias paralelas

En: http://www.eluniversal.com/opinion/141001/historias-paralelas

MARCO NEGRÓN |  EL UNIVERSAL
miércoles 1 de octubre de 2014  12:00 AM

A finales de la década de 1950 el economista brasileño Celso Furtado vaticinaba que Venezuela podría ser el primer país tropical en alcanzar el estatus de desarrollado. En esos años Corea, recién independizada de Japón, se enzarzaba en una brutal guerra entre el norte y el sur en la que se involucrarían la URSS, China comunista y Estados Unidos. Duró 3 años con un elevado saldo de víctimas y destrucción y concluyó con el país dividido. En el norte se instaló una de las más primitivas dictaduras comunistas, mientras que el sur conoció una secuela de gobiernos dictatoriales prooccidentales, hasta que en la década de 1990 comenzó a abrirse paso la democracia, hoy nuevamente amenazada. Con todo, actualmente es una de las economías más dinámicas e innovadoras del mundo.

A partir de 1958 Venezuela vivió 40 años continuos de democracia, que sin embargo no bastaron para que se cumpliera el vaticinio de Furtado; por el contrario, en los últimos 15 el rentismo petrolero se ha acentuado a niveles sin precedentes y el aparato productivo nacional prácticamente ha desaparecido.

Seúl, la capital de Corea del Sur, tenía casi 700 mil habitantes al finalizar la guerra en 1953 pero alcanzó los 5,5 millones en 1970, población que hoy duplica en el ámbito municipal y cuadruplica en el metropolitano. En 1950 también Caracas tenía 700 mil habitantes, pero su desempeño posterior ha sido mucho más modesto: hoy está en 3 millones de habitantes en los 5 municipios del área metropolitana y poco más de 5 millones en la región metropolitana, pero tradicionalmente sus autoridades la han considerado demasiado grande. La capital coreana es hoy la cuarta economía metropolitana del mundo, mientras que Caracas ocupa los últimos lugares en la región. Aquella ha apostado a planificar su futuro como ciudad compacta, privilegiando un sistema integrado de transporte público de vanguardia y fuentes alternativas de energía ambientalmente sustentables. En 1990 Caracas perdió el cerebro, la OMPU, que ordenaba su crecimiento y el año pasado el ministro encargado de su «transformación revolucionaria» se jactaba de no planificar, por lo que no sorprende la abierta hostilidad hacia los esfuerzos ordenadores de la Alcaldía Metropolitana. Se entiende entonces por qué no se ha cumplido el vaticinio de Furtado.

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