Las postulaciones de
independientes y disidentes se multiplican y hacen cuesta arriba las
estrategias para obtener los 84 diputados necesarios para controlar la mayoría
en la Asamblea Nacional. Los 2 factores políticos han jugado duro para evitar
las divisiones. Pero hay en promedio 5 candidatos para cada cargo. El TSJ, que
intervino las directivas de 3 partidos inclinados al chavismo y de otros 3 a la
oposición, entre ellos Copei, es una pieza clave en el rompecabezas electoral y
podría complicar aún más el panorama antes del 6-D
FRANZ
VON BERGEN
El 26 de
septiembre de 2010 el chavismo obtuvo 40,79% de los votos en Lara, el
porcentaje más bajo que esa opción política ha registrado en el estado en su
historia. Sin embargo, esa noche hubo fiesta en el comando de campaña
oficialista en Barquisimeto. El PSUV se llevó seis de las nueve curules que se
repartían en la entidad y terminó la jornada triunfante. La razón: la oposición
al gobierno se dividió en dos bloques. Unida hubiese acumulado 58,51% de los
sufragios, por separado terminó subrepresentada con 33% de los escaños.
En
aquella época el gobernador de Lara, Henri Falcón, se acababa de separar del
PSUV para unirse al partido Patria para Todos y comandar junto con otros
dirigentes de esa organización lo que algunos bautizaron como “el chavismo
azul”, una tercera vía para romper la polarización. Su fracaso fue rotundo.
Nacionalmente sumaron 3% de los votos y 1% de las 165 curules. En Lara
concentraron 28,42% del apoyo, pero eso no les valió parlamentario alguno por
ser la tercera fuerza en votación por detrás del PSUV y la Mesa de la Unidad
Democrática, que acumuló 30,09%, suficiente para vencer en el circuito más
opositor de la entidad y ganar un diputado de la lista.
En esos
comicios la coalición opositora perdió 4 diputados en todo el país por divisiones,
permitiendo que el chavismo acumulara 98, muy cerca de los 99 necesarios para
tener la mayoría calificada y decretar leyes habilitantes, lo que logró después
gracias a algunas deserciones opositoras.
Hoy, a 4
meses de las elecciones legislativas del 6 de diciembre, el riesgo de derrotas
por culpa de divisiones vuelve a estar presente. 1.799 candidaturas fueron
aceptadas por el CNE, un promedio de 5,4 nombres por cargo, casi tres más que
las dos opciones que han polarizado la política venezolana en los últimos 15
años.
Muchos de
los disidentes son antiguos agentes o simpatizantes de la polarización que
aspiran de manera separada, luego de perder cuotas de poder o no ser
considerados para los puestos en sus bandos.
Forman
tres grandes grupos: uno procura robar votos del PSUV prometiendo un chavismo
verdadero y tiene aspirantes en más de la mitad del país, varios de Marea
Socialista; otro está aglutinado en el MAS y Opina y quiere morder tanto en
sectores oficialistas como opositores, por lo que postularon a figuras de ambos
bloques; el tercero se enfoca únicamente en el público opositor y postuló
principalmente a través de tarjetas como la de Electores Libres.
Algunas
encuestas sugieren que estos candidatos, si logran posicionarse, pueden
resultar atractivos para un creciente sector de la sociedad: los
independientes. En el sondeo de Venebarómetro de junio, 27,6% de los
interrogados aseguró que quiere votar por terceras opciones, por detrás de
40,5% que dijo apoyar a los dirigentes de la MUD, pero por delante de 22,2% del
PSUV.
La cifra
es importante, aunque no suficiente para tener un impacto real si tres grupos
se dividen ese 27,6%. No obstante, en circuitos particulares podrían desencajar
las piezas del rompecabezas que tienen pensado armar tanto la MUD como el Gran
Polo Patriótico (GPP) para lograr la mayoría. Por consiguiente, pueden terminar
siendo clave para el resultado final de la elección.
Para que
la MUD pueda ser mayoría en la Asamblea debe obtener 84 diputados, y eso
requiere que derrote al PSUV con por lo menos 5 puntos porcentuales. Para
aspirar a la mayoría calificada, que se logra con 100 diputados, su ventaja
tiene que incrementarse a por lo menos 10 puntos. A medida que los
independientes capitalicen más votos de electores descontentos o la abstención
sea alta, estas expectativas se irían haciendo más difusas.
Duro
para polarizar. El 8 de diciembre de 2013 la ciudad de
Maturín le aguó la fiesta al chavismo en las elecciones municipales. Una
alcaldía tradicionalmente pesuvista cayó en manos de la oposición porque Numa
Rojas, antiguo ex alcalde del MVR, se postuló por separado. Acumuló 22,53% de
los votos, más de 16 veces la ventaja por la que ganó el aspirante de la MUD:
1,37 puntos.
Ese día,
en 28 municipios, 8,4% del total del país, las divisiones influyeron en los
resultados. En 14 afectaron al chavismo y en otros 14 a la MUD.
El PSUV
pareció haber aprendido la lección. Convertido en lo que algunos académicos
calificarían de partido hegemónico activó un duro plan con ayuda del Consejo
Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia para prevenir la pérdida
de espacios por culpa de candidatos disidentes y el aumento del descontento.
La jugada
implicó la intervención de las directivas de tres partidos políticos
(Vanguardia Bicentenaria, Movimiento Electoral del Pueblo y Organización
Renovadora Auténtica), los cuales terminaron inscribiendo candidatos junto con
el Gran Polo Patriótico, en alianza perfecta luego de que sus antiguos líderes
fueron removidos de sus cargos.
También
se impidió la inscripción como partido de Marea Socialista, corriente del PSUV
que desde hace un año viene manteniendo posiciones críticas al gobierno.
Asimismo, luego de estar 19 meses preso esperando condena, el Tribunal 3° de
Juicio de Monagas le dictó sentencia firme por un caso de corrupción a Numa
Rojas, que sonaba para dividir al chavismo otra vez en Monagas y salir de la
cárcel mediante inmunidad parlamentaria.
“Se
movieron lo más duro posible y aplicaron todas las artimañas que tuvieron a mano
para alinear y disciplinar a los partidos del Polo. Hicieron una guerra de
exterminio con amenazas y descalificaciones con el fin de limitar la
participación política de los sectores críticos”, denuncia Nicmer Evans,
miembro de Marea Socialista.
Así, el
GPP logró formar una alianza electoral de 25 partidos. El lunes pasado Jorge
Rodríguez, jefe del comando de campaña chavista, la llamó “la más grande de la
historia”. Su mayor logro fue conseguir la unidad entre los 12 miembros
iniciales del GPP, los cuales estuvieron implicados en 93% de las derrotas por
divisiones que tuvo el chavismo en diciembre de 2013.
Esto no
hubiese sido posible sin el cambio en la dirección nacional del MEP, pues el
antiguo secretario general, Wilmer Nolasco, había amenazado con lanzar algunas
postulaciones disidentes. En las municipales pasadas ese partido había mostrado
especial autonomía en Bolívar y en Anzoátegui, estados que resultarán
clave en las parlamentarias debido a que todos sus circuitos muestran una
tendencia histórica reñida, lo cual los hace más vulnerables ante cualquier
división.
Sin
embargo, el éxito del PSUV no fue total y dejaron algunos cabos sueltos. Uno de
estos es Marea Socialista, pues la corriente logró pactos con organizaciones
regionales y nacionales para postular candidatos en 15 estados y 58% de los
circuitos. Esto a pesar de que 5 partidos que estaban negociando con el grupo
se echaron para atrás luego de ser presionados por el PSUV y el CNE, denuncia
Evans. “Teníamos candidatos para 19 estados, pero en algunos las alianzas
terminaron cayéndose”, agrega.
El
Partido Socialismo y Libertad inscribió dirigentes sindicales y gremiales en 13
entidades, entre ellos algunos muy conocidos como Marcela Máspero, coordinadora
de la Unión Nacional de Trabajadores.
A su vez,
el MAS incorporó en su plancha a aproximadamente 26 dirigentes chavistas,
algunos reconocidos como el vicealmirante Evert Camacho Liendo, que competirá
en Vargas. Este partido, otrora parte de la MUD, terminó postulando para todos
los cargos que van a elección, excepto las circunscripciones indígenas.
Presentó al menos a 40 ex miembros de la MUD.
Dividir
al contrario. La
estrategia del oficialismo ante las divisiones implicó también otra tarea:
azuzar las confrontaciones en el bando opositor para acrecentar las rivalidades
y la multiplicidad de candidaturas.
En esto
también le echaron una mano otros poderes del Estado. La Sala Electoral del TSJ
intervino las direcciones nacionales de tres partidos políticos miembros de la
MUD: Copei, MIN-Unidad y Bandera Roja, razón por la cual la coalición decidió
dejarlos por fuera de la tarjeta unitaria. Además, el CNE bloqueó la
inscripción como organización política de Vente Venezuela, de María Corina
Machado, y la Contraloría General de la República inhabilitó a ocho dirigentes
que serían candidatos del bloque opositor, entre ellos presos políticos como
Daniel Ceballos.
“Buscaron
meterle mano a los partidos para infiltrar a gente en la Unidad, pero no
lo lograron. No hay divisiones opositoras, lo único que hay son
particularidades que se deslindaron de la MUD”, asegura Tomás Guanipa,
secretario general de Primero Justicia.
Pero en
la lista de postulados son evidentes algunas fricciones. Electores Libres (EL)
terminó postulando en 21 estados a 256 candidatos, 77% del total de puestos por
repartir. Muchos de ellos son antiguos dirigentes de la MUD, especialmente de
partidos minoritarios como Bandera Roja.
“Las
divisiones que estamos promoviendo no son nuestra culpa, son responsabilidad de
la MUD porque los grandes partidos quisieron concentrar todas las candidaturas
y no dieron espacio para los independientes y toldas pequeñas. Eso era
necesario. En los circuitos chavistas que se pueden voltear los independientes
lucen como la primera opción, la gente no busca el liderazgo opositor
tradicional”, advierte Jesús Hermoso, miembro de la dirección nacional de
Bandera Roja, que fue destituida por el TSJ y que se alió con EL para poder
postular.
Si a esto
se suman las postulaciones del MAS y de organizaciones regionales, en casi
todos los lugares hay divisiones que pudieran afectar a la oposición. Algunas
propuestas son más destacadas que otras, como es el caso de tres parlamentarios
actuales del bloque unitario: Eduardo Gómez Sigala, en Lara, y Marcos Figueroa
y Luis Edgardo Mata, en Anzoátegui.
Aunque
algunos independientes que son parte de la MUD no se inscribieron como
candidatos para no ser señalados como responsables de eventuales derrotas,
consideran que el bloque divisionista tiene parte de razón en sus reclamos.
“Puede
ocurrir que por el gran descontento que existe la oposición gane la mayoría,
pero no se debería contar con que las victorias caigan del cielo. Para
garantizar el triunfo se debió construir una alianza que fuera más allá de los
partidos. Paradójicamente, la cúpula está haciendo lo imposible para no ganar”,
denuncia Carlos Julio Rojas, coordinador del Frente en Defensa del Norte de
Caracas.
Guanipa
defiende los acuerdos a los que se llegaron y minimiza el efecto que tendrán
los disidentes. “Hay solo dos caminos: el continuismo de Maduro y sus
candidatos y el de los postulados por quienes quieren un cambio positivo.
Quienes quieran abrir vías distintas serán castigados por el electorado”,
afirma.
Escenario
cambiante. El cambio en la directiva de
Copei decidido por el TSJ fue una de las cosas que más distorsionó la
convivencia en la MUD. El partido político fue “expulsado” de la alianza y las
27 candidaturas que tenía se repartieron entre los demás miembros,
principalmente AD y Primero Justicia.
Pedro Urrieta,
presidente de la organización designado por el TSJ, aseguró que esta semana se
reunieron los factores del partido, tanto los afectados como los beneficiados
por el máximo tribunal, para llegar a un consenso sobre los aspirantes de la
organización y pedir a la MUD que sean reinsertados en la lista de postulados.
“Designamos
también una comisión para desjudicializar el partido retirando los seis
recursos que actualmente hay en la Sala Electoral y uno en la Constitucional.
No debe haber temores sobre la presencia de Copei en la Unidad”, afirma
Urrieta.
Aunque el
período de postulaciones cerró esta semana, esto abre una nueva disputa en el
seno de la oposición. Hasta el 7 de septiembre se pueden cambiar los nombres de
los candidatos postulados para que se vea reflejado en el tarjetón electoral.
Guanipa
asegura que los postulados de este partido solo serán considerados si la
organización demuestra que está blindada ante cualquier proceso. “Se tomó la
decisión de suspender a los partidos que tengan problemas internos hasta que
queden dilucidados. Nuestra obligación es garantizar a la gente que no
postulamos figuras como Ricardo Sánchez o William Ojeda”, explica el dirigente.
Si los
planteamientos de Copei no son escuchados por la MUD, podrían hacer alianzas con
otros partidos para presentar a sus candidatos o apoyar opciones regionales,
algo que decidirían más adelante.
Los
conflictos continúan a pesar de que las postulaciones ya fueron inscritas.
Existe también un recurso que introdujo el opositor Pastor Heydra en el TSJ
para que se obligue a la MUD a postularlo en el circuito 2 de Nueva Esparta,
que reparte dos diputados y es uno de los más importantes por su tendencia
histórica reñida. Esto vaticina que el máximo tribunal pudiera seguir siendo
una pieza clave en el rompecabezas electoral.
Entretanto,
los disidentes del chavismo no descartan que en el tiempo que queda para los
comicios continúen las presiones para que renuncien a sus postulaciones. Antes
de las municipales de diciembre de 2013 ocurrió algo así cuando el partido de
gobierno expulsó a cientos de dirigentes en varios estados por apoyar a
terceras opciones. “Hay un pacto de supervivencia de la polarización entre el
PSUV y parte de la MUD. Seguiremos con nuestro mensaje aunque implique un
riesgo”, asegura Evans.
El factor abstención
Durante la juramentación de los candidatos del Polo Patriótico en Anzoátegui, Diosdado Cabello lanzó una advertencia: “El chavista no va a votar por la oposición, pero podría quedarse en la casa. Hay que sacarlo. Por eso los patrulleros del PSUV tienen una tarea esencial. Si usted está bravo con Diosdado, póngase bravo con Diosdado, pero vaya a votar”.
Durante la juramentación de los candidatos del Polo Patriótico en Anzoátegui, Diosdado Cabello lanzó una advertencia: “El chavista no va a votar por la oposición, pero podría quedarse en la casa. Hay que sacarlo. Por eso los patrulleros del PSUV tienen una tarea esencial. Si usted está bravo con Diosdado, póngase bravo con Diosdado, pero vaya a votar”.
En las
parlamentarias de 2010 el chavismo tuvo uno de los peores resultados
electorales de su historia al quedar por debajo de 50% de apoyo. La crisis
eléctrica de ese año y las dificultades económicas debido a la caída de los
precios del petróleo se conjugaron para desanimar a buena parte de la base.
Ante esa
experiencia y frente a las presidenciales de 2012, se ideó la maquinaria
electoral que funciona actualmente, la cual ha tenido buenos resultados pero se
enfrentará en diciembre con su mayor reto. Según la última encuesta de
Venebarómetro, los segmentos sociales menos dispuestos a sufragar en diciembre
son el “D” y el “E”, en los que se ubica la base de apoyo chavista.
Para la
oposición la baja participación también puede ser un problema, como quedó de
manifiesto en las elecciones regionales de 2012, cuando perdió en estados como
Táchira y Mérida, donde las tendencias históricas le favorecen.
Su
principal reto es que la desconfianza que existe hacia el CNE no melle en la
disposición de la gente de acudir a las urnas. También tiene que animar y hacer
creer en la posibilidad de ganar la mayoría parlamentaria para desde allí conseguir
cambios.
Como la maquinaria de la MUD es
menos eficiente que la del PSUV, su dependencia del voto espontáneo es mucho
mayor, por lo que requiere de una alta disposición a movilizarse.
LA CIFRA
100 diputados son necesarios para remover ministros o al vicepresidente de la República desde la Asamblea Nacional. Se requerirán 111 parlamentarios para decretar leyes orgánicas y 84 diputados para llamar a referendos consultivos sobre materias especiales
100 diputados son necesarios para remover ministros o al vicepresidente de la República desde la Asamblea Nacional. Se requerirán 111 parlamentarios para decretar leyes orgánicas y 84 diputados para llamar a referendos consultivos sobre materias especiales
Vía
El Nacional
Que pasa Margarita
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