Editorial El Nacional
La salud
mental del venezolano tiene tiempo siendo la última en la lista. Con la excusa
de que nos definimos como los más felices del mundo hasta se ha creado un
viceministerio. Pero la verdad es otra, y la realidad nos está haciendo perder
algo de esa característica que tanto nos llena de orgullo.
Este
gobierno (y el anterior) no nos ha dado muchos motivos para ser felices, aunque
algunos se llenen la boca todavía diciendo que le deben todo al chavismo y
ahora al maducabellismo. Cada vez son menos. Aunque parece que en el tema que
vamos a tratar, más de uno debe estar agradecido con el enchufe.
Si no hay
medicamentos para los pacientes oncológicos, si no hay anestesia, si no hay
reactivos, si no hay catéteres, si no hay analgésicos ni antipiréticos de uso común
¿qué puede esperarse de los medicamentos para tratar las dolencias mentales?
Aunque sea la última de las preocupaciones del venezolano, que no tiene mucha
costumbre de acudir a psicólogos ni psiquiatras, sí hay compatriotas que
necesitan atención en ese aspecto.
Desde
principios del gobierno del fallecido Chávez se observó que la salud mental del
venezolano no era prioridad. Se cerraron centros públicos de atención de
enfermos mentales, se eliminó la hospitalización en los que quedaron abiertos.
Ahora que no hay dólares para nada, no escapan los medicamentos para aliviar
estas dolencias.
Ayer lo
reseñó El Nacional, en el país del “no hay” no se
salvan de la escasez los principios activos que se usan en la elaboración de
medicinas para tratar desde una depresión hasta la esquizofrenia. Y eso que
algunos de estos fármacos deberían ser fabricados por el Cefar, que depende del
gobierno. Y si a eso se le agrega que la realidad está llevando al venezolano a
estados de depresión y angustia, porque pasa horas en una cola, porque no
consigue leche, porque un malandro lo esperó en la puerta de su casa, porque no
le alcanza el dinero para comer, tenemos que la situación es muy crítica.
Para el
psiquiatra Robert Lespinasse, ex presidente de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría,
la crisis que padece el venezolano puede llevarlo a estados de ansiedad y
angustia que desencadenen comportamientos violentos, porque la gente está
desesperada.
Toda esta
situación ha hecho que el sistema de autodefensa del venezolano se active, y
que también, los que pueden, busquen ayuda especializada. Sin embargo, nada se
hace si lo que necesitan para poder manejar las fobias y hasta la paranoia que
se desencadena con el estado de crispación en el que vive el ciudadano no
existe o es muy difícil de encontrar.
No se
puede esperar que los altos personeros del gobierno se sensibilicen con la
situación que padece el pueblo, porque es sabido que cuando han necesitado
litio, se lo consiguen hasta debajo de las piedras. Por eso lo que se dijo
anteriormente, en estas situaciones es cuando agradecen estar enchufados,
porque hasta para enfermarse hay que ser chavista (o maducabellista).
Vía El Nacional
Que pasa Margarita
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