Saturday, May 27, 2017

Trump complace a Oriente Medio y choca con europeos en gira llena de gestos

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Ante la ausencia de declaraciones y ruedas de prensa, han sido los gestos del presidente de EEUU, Donald Trump, en su primera gira internacional los que han revelado que sus mejores aliados están en Oriente Medio y que ha querido mostrarse duro en Europa para lograr sus objetivos.
EFE
Trump apenas ha hecho uso de Twitter, algo inédito en él durante la campaña y desde que llegó a la Presidencia en enero, y la Casa Blanca ha limitado al mínimo sus discursos, posados y contactos con la prensa para evitar errores y respuestas espontáneas sobre la trama rusa, el despido del director del FBI y otras polémicas.
Pero el lenguaje corporal y los gestos han delatado al mandatario a lo largo del viaje, que emprendió el 19 de mayo y que ha incluido paradas en Arabia Saudí, Israel, Cisjordania, el Vaticano, Bruselas y Sicilia (Italia).
De los acuerdos con Arabia Saudí para la venta de armamento a ese país por valor de 110.000 millones de dólares sí se ha vanagloriado Trump en varias ocasiones durante el viaje, así como de la buena relación que ha entablado con el rey saudí, Salman bin Abdulaziz, a quien considera crucial para la lucha contra el terrorismo.
Símbolo de las nuevas alianzas de Trump para su estrategia antiterrorista, una foto tomada en Riad en la que aparecen el magnate, el rey saudí y el presidente egipcio, Abdelfatah Al Sisi, con sus manos puestas sobre una pequeña y brillante bola del mundo se hizo viral en las redes sociales.
Sonrisas, elogios y buena sintonía se repitieron en Israel, donde Trump evidenció su excelente relación con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a quien se refirió como “Benjamín” o con su apelativo “Bibi”.
Además, Trump se convirtió en el primer presidente estadounidense en activo en visitar el Muro de las Lamentaciones, en plena Ciudad Vieja de Jerusalén este (ocupada por Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967), algo que causó satisfacción entre los israelíes.
Tanto Israel como Belén, donde se reunió con el presidente palestino, Mahmud Abás, han sido dos etapas de gran valor simbólico para Trump, que se ha comprometido a apoyar un proceso de paz para la región pero no ha presentado todavía ninguna medida concreta para avanzar en él.
Una de las escalas que parece haberle dejado más huella a Trump ha sido su visita al Vaticano, donde no dejó de sonreír en su audiencia con el papa Francisco, frente al rostro inicialmente serio del anfitrión, y de repetir el “honor” que ha supuesto conocer al pontífice.
Su siguiente parada en Europa fue Bruselas para asistir a la cumbre de líderes de la OTAN, pero primero Trump quiso mantener un almuerzo privado con el nuevo presidente francés, Emmanuel Macron.
El apretón de manos entre Trump y Macron, prolongado y vigoroso, según los presentes, quedará para el recuerdo entre lo más comentado de la gira, al igual que el empujón que el mandatario estadounidense dio al primer ministro de Montenegro, Dusko Markovic, para hacerse hueco en una foto de familia durante la cumbre de la OTAN.
Ese empujón siguió a un discurso en tono aleccionador en el que Trump acusó a los aliados de no invertir lo suficiente en la defensa común y a la vez, paradójicamente, eludió un compromiso expreso con el pacto de protección mutua de la Alianza, lo que dejó con caras de poema a los líderes que estaban escuchando.
En la OTAN a Trump se le notó tenso, serio y aislado, mientras que se le ha visto más cómodo y relajado en las reuniones con un grupo reducido de interlocutores y en ambiente más íntimo de la cumbre de líderes del G7 de Taormina (Sicilia), donde concluirá hoy la gira.
Los líderes del G7 pasearon el viernes por las calles de Taormina sin Trump, que se desplazó en un carrito de golf y que en esta cumbre también va por libre en sus dudas sobre el Acuerdo climático de París y la condena al proteccionismo económico.

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