Thursday, July 5, 2018

SJ Luis Ugalde: ¡No matarás!

Este mandamiento tan central y universal es violado en Venezuela no solo por los que disparan, sino por los que imponen el actual sistema de muerte y quieren perpetuarlo. Ningún Caín (religioso o no) puede silenciar su conciencia que le reclama por haber matado a su hermano. Como diría el ilustre Juan Germán Roscio, estamos obligados a escoger entre la libertad y el despotismo. Eso fue el 5 de Julio civil: Independencia para que la vida y política de los venezolanos no la decidan en Madrid (ni hoy en Cuba), monarcas o dictadores. Como dice el Acta de la Independencia, los Borbones “quedaron inhábiles e incapaces de gobernar a un pueblo libre, a quien entregaron como un rebaño de esclavos”. ¡Cómo se repiten los tiempos!
Al mismo tiempo en la humanidad es casi infinita la capacidad ideológica de justificar la muerte de millones de personas como medio necesario y bueno para lograr lo que consideran el bien y la vida: discriminaciones sociales que condenan a la miseria a gran parte de la población; sistemas esclavistas que legitiman la compra-venta de los humanos reducidos a meros instrumentos; guerras “santas” que invitan a matar en nombre de su dios; revoluciones que eliminan a los oponentes de su iluso paraíso terrenal de libertad, igualdad y fraternidad. O esta “revolución” donde millones y millones que malviven y quieren cambio se vuelven “contrarrevolucionarios” sin derecho a la vida.
Hoy en Venezuela se usan el Estado y su Fuerza Armada para imponer la continuación de este modelo y régimen político, su gobierno y presidente, para ahondar la tragedia. Los cambios de ministros y los anuncios de “nuevas” políticas son palabras vacías y lo serán mientras domine una cúpula militar y civil aferrada al poder y a su botín. Cínicamente repiten que todo va bien con algún inconveniente debido a la “guerra económica” de los enemigos que nos quieren arrebatar este paraíso revolucionario. Pero todos (empezando por Maduro, sus ministros y generales) sabemos que vivimos en un ilegítimo régimen de muerte, que cuanto más dure más se agravará. En esta tragedia en la conciencia de cada venezolano resuena el grito ¡NO MATARÁS!; este grito interpela al ministro de la Defensa o al director del Sebin, pero también a los responsables del Banco Central, de la política económica y la hiperinflación, al ministro de Sanidad y a quienes impiden que en Venezuela florezcan miles y miles de empresas prósperas con garantías jurídicas, estímulos a la inversión, generación de trabajo digno y bien remunerado (frente al salario mínimo integral de 2 dólares al mes). Todo el sistema educativo, con más de medio millón de educadores y 10 millones de educandos, se debate entre la muerte y la vida. Agonizan las instituciones universitarias, los liceos, las escuelas y con ellos los maestros, los niños y los jóvenes. Por eso vemos muchedumbres que huyen despavoridas de esta muerte omnipresente hacia las fronteras para dar el salto mortal al otro lado, sin garantías de nada.....

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