El saqueo a la Nación rebasa todo lo imaginable. Las cantidades de dinero
de todos los venezolanos que han desaparecido en los bolsillos de la pandilla
chavista han sido estimadas por algunos chavistas semi-arrepentidos, como Jorge
Giordani, en unos $300.000 millones. La suma real es muy superior, si un solo
corrupto contratista de PDVSA, ya en prisión en USA, admite haberse apropiado
de más de mil millones de dólares en combinación con sus amigos de esa empresa.
No solo son ladrones sino ineptos. El dinero que no se han robado ha sido
dilapidado en satélites artificiales, en subsidios a sus seguidores políticos
en Venezuela y a sus amigos en el exterior, en viviendas que se caen antes de
ser estrenadas, en material bélico de baja calidad que hoy está oxidado e
inservible por falta de quien lo maneje debido a toda una orgía de negligencia
e ignorancia por parte de la marabunta cívico-militar que controlado al país en
lo que va de siglo.
Pero es que no solo son ladrones e ineptos. Son asesinos. Debido al caos
que reina en el país desde que el fallecido sátrapa subió al poder, unos 200.000
venezolanos han muerto violentamente, muchos a manos de las policías y bandas
armadas irregulares del régimen. Docenas de manifestantes han sido asesinados
por las fuerzas represivas del régimen. Centenares de venezolanos disidentes
han sido enviados a prisión, muchos de ellos torturados. Otros han sido
asesinados, como Franklin Brito (dejado morir)
u Oscar Pérez (vilmente rematado cuando se había entregado) . La última
víctima del estado policial chavista ha sido Fernando Albán, concejal de Primero
Justicia, quien siempre se había caracterizado por un acentuado espíritu compasivo
y por su defensa de los débiles y desposeídos, como lo ha dicho en su comunicado
la Conferencia Episcopal. Albán fue muerto cuando estaba preso, en manos de la
policía del régimen.
En Venezuela tendrá que hacerse justicia. Los ladrones, ineptos y asesinos
del chavismo están plenamente identificados y tendrán que ir a la cárcel por la
duración máxima de pérdida de libertad que estipulan las leyes venezolanas. Si
la justicia no es aplicada aflorará la venganza y Venezuela entrará en una
etapa larga de violencia crónica.
Si ello sucediese el país que pudo haber sido ya no podría ser. Serán muchos
los venezolanos dignos quienes sentirán vergüenza
por haber permitido que los ladrones, los ineptos y los asesinos hayan podido
destruir material y espiritualmente nuestra Nación.
Si queremos impedirlo será necesario rebelarse indignados y pagar el precio
que sea necesario pagar para expulsar definitivamente este horror.
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