Saturday, March 15, 2025

Laceiba de Ramón Muchacho el 15 de marzo

 EN: Recibido por email

Saludos,

Edición elaborada por el Consejo Editorial de Laceiba.


Cómplices

La cosa, como mínimo, genera sospecha. En varios países de la región, incluido el nuestro, de pronto aparecen operativos de incautaciones de drogas, detienen a funcionarios asociados al narco, atrapan a jefes de carteles y los extraditan hacia Estados Unidos. ¿Es el “efecto Trump”? Obvio. Pero la pregunta es: ¿y por qué no lo hicieron antes?

Aquí nadie se chupa el dedo. La negligencia, complicidad o participación de los gobernantes en la red de estos criminales es elocuente.

Se trata de delincuentes que hasta hace poco andaban de su cuenta, ahora están tras la rejas o extraditados. No se volvieron narcos o criminales de la noche a la mañana: alguien vio, alguien supo, alguien protegió, alguien cobró en ese trayecto.


El ecosistema

Que dos alcaldes chavistas hayan dominado por diez años una zona donde había campamentos narcos es una muestra de un ecosistema delictivo mucho más amplio, en el que civiles y militares se dan la mano, comparten la cochina y se dividen el vuelto.

Ese ecosistema, en el plano nacional, es el que permite robarse una elección, violentar la voluntad popular “a plena luz del día” y perseguir a quienes piensan distinto. El mismo que pretende reformar la constitución, porque ya le queda estrecha para esas y otras fechorías.


¿Quién fumiga?

Ciertamente, como señala el secretario de Estado Marco Rubio, a los venezolanos nos corresponde decidir nuestro futuro. Pero valga una acotación: ¡vaya que lo hicimos el 28 de julio y de qué manera!

Fuimos millones quienes decidimos un cambio político, que luego fue desconocido por quienes tienen relaciones non sanctas, como dice el propio Rubio, con iraníes y otras plagas internacionales.

Esas plagas, como aparecen en la foto central de Laceiba de hoy, bloquean el futuro de los venezolanos. Mientras nada sucede para fumigarlas, colaboran entre ellas para seguir “jorobando” a los demás.

Maduro sonríe al ver cómo corren los vientos a favor de Putin, una brisa que espera le favorezca a él también, con una “ayudaíta” del ruso. No hay fumigador a la vista.

No comments:

Post a Comment