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Saludos,
Edición elaborada por el Consejo Editorial de Laceiba.
Feliz inicio de semana para todos.
Esa carta, desgraciada…
Entonces, mientras Maduro manda a los soldados venezolanos a esperar “la invasión” en La Orchila y jura por un puñado de cruces que no se doblegará ante nadie, al mismo tiempo le implora a “su excelencia” Trump que por favor le atienda el teléfono. ¿Así es la cosa?
Pues sí, así mismo es.
No deja de ser una ironía que el mismo día que pasean tanquetas por Caracas y sus ocupantes vociferan proclamas antiyanquis, se haya hecho público el dato de que Maduro le pidió cacao a Trump y además lo dejó por escrito.
La carta, vergonzosa y repleta de mentiras, intenta congraciarse con Trump al hacer mención, varias veces, de los “fake news”, aunque justamente el texto comienza con una falsedad: la que identifica a Maduro como “presidente”.
La carta tiene otras mentiras: apelar a un acuerdo de la Celac que no fue tal, y usarlo como coartada; además de la mención que hace del informe sobre drogas de la ONU como si fuera una carta aval, cuando la realidad es que la fuente de los datos que publican sobre Venezuela… los aporta el propio cártel.
La carta de Maduro es como la coca que logró incautar República Dominicana de la cuarta narcolancha destruída por EE.UU.: es la confirmación de la podredumbre madurista.
Si no, pregúntenle a Padrino, que anunció ayer que “limpiarán” al estado Sucre de narcos pese a que, días atrás, dijo que allí solo hay pescadores.
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