NUEVA YORK (23 de abril de 2018) — El pasado jueves, la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba
eligió
a Miguel Díaz-Canel, sucesor designado por Raúl Castro, como el nuevo
presidente de Cuba. El nombramiento de Díaz-Canel —el cual había sido
pronosticado
hace tiempo y que asegura la continuidad de la dictadura que ya lleva
59 años en el poder— es la culminación de un largo proceso que no fue ni
libre ni justo, y que estuvo diseñado para dar la apariencia de que la
élite militar que gobierna la isla cuenta con el apoyo popular. Pese a
la decisión de Castro de dejar su cargo, él se mantendrá a la cabeza del
Partido Comunista hasta el próximo congreso en el año 2021.
“No hay nada nuevo en Cuba. Si bien el Partido Comunista ha anunciado la
designación de Díaz-Canel como el ‘inicio de una nueva era’, en
realidad no engañan a nadie. Cuba continúa siendo una dictadura brutal
que despoja a todos los cubanos de sus derechos humanos más
fundamentales”, dijo Thor Halvorssen, presidente de HRF. “El mundo debe
continuar presionando a la última dictadura del hemisferio occidental y
seguir exigiendo una transición a la democracia”.
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