La Asamblea Nacional volvió a recuperar la estima entre los venezolanos, pues sería ingenuo no admitir que, después que algunos partidos que constituyen su centro optaron por dejar la calle para confiarse en los espejismos electoralistas de Maduro, empezó a vivir una suerte de eclipse que, por momentos, hizo temer por su extinción definitiva.
Hoy ha iniciado la recuperación del brillo con que nació el histórico 15 de diciembre del 2015, y si bien es prematuro calcular el tiempo que le tomará lucir como el primer poder constitucional de Venezuela, si podemos afirmar que renace con lecciones aprendidas, digeridas y asumidas, las mismas que le permitirían seguir adelante y cumplir con la misión que le asignó una mayoría de casi ocho millones de electores.
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