Como era de esperarse y con todo el carnaval montado, sin ser época, la reconversión monetaria resultó un engaño más de los tantos que, desde Miraflores, montan con extremada y peligrosa frecuencia. Esto último lo decimos porque tanto va el cántaro al agua hasta que por fin se rompe y, ya se sabe, agua derramada no puede ser recogida así como así.
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