Las imágenes tienen un hipnotismo trágico. Sobre una extensión dedicada al cultivo agrícola y cercana al Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana se ven dispersos los restos de lo que, unos minutos antes, era un avión cargado con 110 personas que viajaban desde la capital cubana hacia la oriental provincia de Holguín. Solo tres pasajeros han podido ser rescatados y Cuba se enfrenta a su peor siniestro aéreo de los últimos años.
La caída de este Boeing 737-200 llega en un pésimo momento para la Isla. El deshielo diplomático con Washington lleva meses frenado y la caída en un 7% del número de turistas que arribaron al país en el primer trimestre de este año complica la situación económica. Un desastre de esta magnitud puede afectar seriamente a un sector que permite al Gobierno ingresar divisas en las menguadas arcas nacionales.
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